Opinión
Lunes 21 de Abril del 2025 09:07 hrs

¡AL HUESO!

Vivir en la contradicción


Los que hoy atentan son los mismos que en el último cuarto del pasado siglo, en asambleas universitarias y/o marchando por las calles, revivieron consignas de la rebelión juvenil mundial del 68, como aquella de “¡prohibido prohibir!”. En estos días, sin embargo, buscan ilegalizar hasta tradiciones históricas como los corridos o se horrorizan por la suerte final de la lidia de toros y no por los 200 mil asesinatos del sexenio pasado y los 15 mil que el actual acumula en poco más de seis meses.

"Que al dejar al mundo no te preocupe saber si fuiste bueno, sino si el mundo que dejas es mejor". Bertolt Brecht.

Cuando eran aguerrida oposición -salvo los que oportunamente se subieron al tren en marcha-, una de las batallas más exitosas encabezadas por la esencia de los que hoy detentan el poder fue lograr la creación de entes de control sobre la gestión pública, principalmente a través de organismos autónomos, de cariz ciudadano.

Son los mismos que han arremetido con total cinismo contra sus creaturas, para partidizarlas al ser invadidas con adeptos o colocar directamente sus funciones en la estructura del poder ejecutivo y de hecho con ello anularlas.

Por partida doble, el primer aberrante caso ha sido el de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, donde se impuso al frente a Rosario Piedra, quien, pisoteando el legado histórico de su madre, Rosario Ibarra, una de las forjadoras del organismo, lo ha envilecido al extremo por la sumisión y hasta descaro en la defensa del gobierno y los abusadores, desamparando a las víctimas que deberían ser su preocupación esencial.

Igual, siguiendo la aspiración expuesta inicialmente por López Obrador, la Presidenta Claudia Sheinbaum confirmó el aval para que la mayoría legislativa operada desde Palenque diera paso a la captura de otros organismos reguladores, entre ellos el Instituto Federal de Telecomunicaciones, la Comisión Federal de Competencia Económica y, peor caso, el Instituto Nacional de Acceso a la Información.

En la misma acumulación total del poder y anulación de un control limitante -con más impudicia que el modelo priísta calificado por Vargas Llosa como “dictadura perfecta”- se inscribe el anticipado sojuzgamiento del imperfecto pero mejorable Poder Judicial, por cuyo abyecto encabezamiento futuro luchan dos cuadros singulares: ¡la plagiaria Yazmín Esquivel y la inepta y porril Lenia Batres!

Los que hoy atentan son los mismos que en el último cuarto del pasado siglo, en asambleas universitarias y/o marchando por las calles, revivieron consignas de la rebelión juvenil mundial del 68, como aquella de “¡prohibido prohibir!”. En estos días, sin embargo, buscan ilegalizar hasta tradiciones históricas como los corridos o se horrorizan por la suerte final de la lidia de toros y no por los 200 mil asesinatos del sexenio pasado y los 15 mil que el actual acumula en poco más de seis meses.

Denunciaban airados el espionaje político ejercido durante décadas por la Dirección Federal de Seguridad y que tras su desarticulación prosiguieron primero la DISEN y posteriormente el CISEN, tanto en los gobiernos finales del PRI como en los dos sexenios del PAN. 

A partir de información presentada en tribunales por la empresa propietaria de Whatsapp, hoy se sabe que solo durante dos meses de 2019 -abril y mayo-, en el sexenio de López Obrador se utilizó el programa israelí Pegasus para una intervención ilegal sistemática de las comunicaciones de al menos 456 políticos, periodistas y personeros destacados tanto del empresariado como de la sociedad civil. 

Aunque lo negaron sistemáticamente -tanto el anterior gobierno como las fuerzas armadas (el Ejército adquirió el programa en 2022)-, y tras bambalinas aseguraron que solo se utilizo para obtener información de la delincuencia, se comprueba que cometieron -y seguramente siguen cometiendo- las mismas ilegalidades contra las que se levantaban.

Vivir en la contradicción, con total desparpajo, se ha convertido en uno de los estilos de los gobiernos federales y estatales ejercidos por quienes con López Obrador a la cabeza aseguraron no ser iguales y comprometieron sepultar el pasado al que han regresado corregido y acentuado por la hipocresía.






OPINION

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Partió un papa que dejó su legado en la balanza de la historia y se mueven las muy terrenales fuerzas que en un mundo convulso decidirán el rumbo de la iglesia de Roma.

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