Una trampa de 25 mil pesos
De momento, no vamos a entrar en acusaciones de por qué los Créditos a la Palabra o Apoyo Solidario a empresas y personas autoempleadas no han bajado en su totalidad cuando estamos ya en fase de reactivación económica; demos el beneficio de la duda y dejemos en la reiterada incapacidad técnica oficial el que, recursos liberados desde hace más de quince días, no lleguen aún a su destino privado. Aunque el sospechosismo nos grite que son algo así como veinticinco millones de pesos diarios que alguien se puede estar embolsando por el simple manejo especulativo de esos fondos. El affaire Bartlett de los ventiladores así como los payasos de rodeo, son cosa de juniors al lado de este jineteo de dinero.
Pero el tema no es ese. El asunto es la enésima incorrección financiera cuando un gobierno mete la mano para rescatar la economía. Ni los Chicago Boys del neoliberalismo ni los improvisados de la 4T lo entendieron jamás: no se rescata al empresario, se rescata al mercado. Y ahí demuestran, ambas hordas de ciegos voceros de dogmas, que tanto unos se desvían del liberalismo económico como otros de… de… de lo que sea en lo que crean los de la 4T en materia de política económica. Porque ambas escuelas, a la hora de las crisis, fueron y han sido miopes al no entender que los huevos de oro son puestos por la demanda, no por la oferta.
Y si vas y preguntas a Don Tercas, te hará parecer todo más complicado de lo que es en realidad. Sí, puede parecer difícil dar respuestas concretas a conceptos abstractos: ¿quién es el mercado?, ¿cómo es esto? Pero si es de lo más sencillo, aunque Don Tercas insista en enredar todo como receta de estofado de la abuelita que no quiere divulgar para seguir teniendo a la familia comiendo de su mano.
El mercado es ese señor que va y compra los tacos de chicharrón prensado. Así nomás. Y de ese simple entendimiento surgen las siguientes preguntas: ¿El mercado se mueve porqué el señor tiene dinero para comprar tacos de chicharrón?, ¿o porque al taquero le prestaron veinticinco mil pesos? ¿Se debe incentivar al consumidor? ¿o se debe rescatar al vendedor? ¿el consumidor compra si el empresario ofrece más cosas en su tienda, o compra cuando tiene dinero para gastar? ¿el empresario se enriquece si el cliente consume más, o si compra menos? ¿en cuál bolsillo debe haber dinero para que esto llamado economía se mueva bien sabroso?
Luego entonces, en el malentendido de a quién hay que incentivar, apareció la trampa de los apoyos (préstamos en realidad) federales por veinticinco mil pesos para microempresarios y autoempleados. Primera regla del endeudamiento: si te vas a endeudar, debe ser para crecer, nunca para sobrevivir. Aplica desde luego también en naciones como en economía doméstica: se vale pedir prestado para infraestructura, no para gasto corriente; está bien endeudarse por un bien patrimonial como una casa, no por unos calcetines. Si, para afrontar largas semanas de inactividad comercial tal vez la única salida para un microempresario fue endeudarse, pero endeudarse puede ser como tomar una alternativa entre salir a enfrentar un león o quedarse en la cueva del tigre.
Pero claro, habría uno de estar en los zapatos del pequeño empresario para entender como el agua llega al cuello y los impuestos y sueldos y rentas y servicios se vencen, y se acumulan sin ocasión al respiro…pero, ¿sabes?, sí lo estoy. Y escribo esto desde la dolencia del microempresario pero también desde el entendimiento económico, y pido a gobiernos y servidores públicos no más rescate a empresarios vía respiración artificial como esos apoyos que hoy parecen salvavidas pero que mañana serán anclas si el mercado interno se contrae, pido en su lugar el rescate del poder adquisitivo de mis clientes, el rescate de la economía doméstica de millones de familias de mexicanos, el rescate de finanzas estatales que se endeudaron sin responsabilidad ni decoro y por ello hoy acusan la falta de una variable en la más elemental teoría del bienestar económico: el gasto gubernamental.
Sí, hoy lunes se reactivan actividades comerciales en nuestra región y miles de microempresarios iniciamos una nueva etapa con más y más cargas de carácter administrativas e higiénicas, con nuevos adeudos que no teníamos hace cuarenta y cinco días, y con la incertidumbre de no saber si el mercado interno va a resurgir, o se va a morir de coronavirus.