Alternativa
Rezagos
Y aún a quienes son aparentes beneficiarios de los programas sociales, hay que allegarles información de la realidad del país. Hacerles ver que con esas entregas de dinero les están en todo caso aliviando una necesidad o urgencia transitoria, pero no les están construyendo un mejor porvenir.
El primero de octubre inició la cuenta regresiva para el gobierno de López Obrador. En doce meses habrá un nuevo titular --una nueva titular-- en la Presidencia de la República.
Más importante aún, en ocho meses, el domingo dos de junio de 2024 los mexicanos podremos elegir no solo al nuevo presidente, sino también a quienes integrarán el Congreso de la Unión, senadores y diputados.
Es importante que en los siguientes meses nos hagamos con la información que nos permita tomar una decisión responsable, a la altura del desafío que implica romper una inercia de descomposición y confrontación, para que el país retome una ruta de reconstrucción y reconciliación.
No se dejan de escuchar las voces pesimistas que anticipan una elección de estado, en la que el partido en el poder movilizará a sus estructuras para cobrar los dividendos políticos de los programas clientelares a los que han destinado miles de millones de pesos, en una estrategia electoral ya admitida.
Seguramente lo intentarán, pero ante ello hay que apostar a la fuerza de la participación ciudadana, al voto responsable e inteligente de quienes no están cooptados en esas estructuras.
Y aún a quienes son aparentes beneficiarios de los programas sociales, hay que allegarles información de la realidad del país. Hacerles ver que con esas entregas de dinero les están en todo caso aliviando una necesidad o urgencia transitoria, pero no les están construyendo un mejor porvenir.
La organización Signos Vitales ha preparado un bien documentado y riguroso informe respecto del panorama social en México, en el cual identifican los temas que vulneran el crecimiento y el desarrollo social en el país como son: la reducción de la pobreza, el desarrollo humano, la desigualdad, la movilidad social, la discriminación y opresión de los grupos vulnerados, el rezago educativo, las pérdidas de aprendizaje y las condiciones que agravan la ciencia, tecnología e innovación, así como las carencias en salud y en el sistema de salud.
Concluyen: “Los saldos negativos han dejado estragos difíciles de resarcir. La promesa de un gobierno que haría más y mejor con menos recursos, se contrapone a la evidencia. Siguen existiendo enormes carencias en estos sectores donde los resultados han sido contrarios a los esperados, afectando el corto, mediano y largo plazo y con ello, la calidad de vida de millones de mexicanos”.
Un rubro en el que habría que poner especial atención es el del acceso a los servicios de salud. No únicamente se tuvo una pésima gestión de la crisis sanitaria detonada por la pandemia, lo cual resultó en casi 800 mil muertes, sino que prevalece un abandono sectorial y una marcada confusión en la gestión del sistema de salud y sus instituciones.
De acuerdo con el análisis de Signos Vitales, hay un retroceso alarmante en la cobertura del sistema de salud. Se han identificado ausencias y carencias en tratamientos, insuficiencia de coberturas de atención y vacunación y precariedad en las condiciones laborales del personal sanitario.
La OCDE señala que mayor asignación de recursos financieros para salud, y más y mejor salud por el mismo dinero, es la mejor vía para tener un sistema de salud resiliente. Sin embargo, en lo que refiere al gasto público por persona, en 2022 México estuvo dentro de los primeros cinco países con menor gasto en salud per cápita, con un promedio de 626 dólares por persona.
Un indicador importante es el número de camas de hospital, que el promedio en los países miembros de la OCDE es de 4.3 camas por cada mil habitantes, y en los países de América Latina y el Caribe baja a 2.1, pero en el caso de México es de 0.99 camas por cada mil personas.
Un tema tan sensible como el de la salud permite dimensionar claramente los absurdos de este gobierno, que sin control ni reglas claras reparte dinero en efectivo, en algunos casos sin importar el estatus socioeconómico, pero no es capaz de garantizar el acceso a medicinas, tratamientos y atención hospitalaria.
Este tipo de situaciones son las que debemos de tener presentes a la hora de la toma de decisiones, ya basta de creer en espejismos, desenmascaremos el engaño y actuemos responsablemente.