Mexico
Viernes 22 de Noviembre del 2024 22:03 hrs

Restringe el cambio climático tiempo de adaptación de los organismos


Uno de los problemas que se presentan son los retos que enfrentan las grandes ciudades y el efecto de las islas de calor.

Ciudad de México.- De 1985 a 2020, las coberturas antropogénicas pasaron de 69 a 72 por ciento de la superficie total del suelo habitado, es decir, la tierra urbana desplaza los usos de la vegetación nativa y la agricultura de secano (de temporal) en la megalópolis, reveló un estudio presentado por el director del Programa de Investigación en Cambio Climático (PINCC) de la UNAM, Francisco Estrada Porrúa.

Al participar en la primera jornada de trabajo del encuentro “The Coalition for Biosphere Resilience. Global Environmental Research Working Conference: Connecting Environmental Research to Climate Solutions”, el también investigador del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático explicó: “modelos computacionales del incremento de la mancha urbana indican que en 1985, el suelo urbano representaba tres por ciento y, en 2050, podría ser de entre 17 y 45 por ciento de la megalópolis de México”.

En el acto organizado por la Coordinación de Relaciones y Asuntos Internacionales, detalló que, en contraste, el suelo agrícola de temporal disminuye con el paso de los años. Tres de los cuatro escenarios proyectan reducciones de la vegetación nativa que podría ir entre 10 y 46 por ciento, mientras que uno positivo donde se toman acciones preventivas para disminuir este efecto, estiman que el aumento podría llegar hasta 26 por ciento en 2050.

Durante la plenaria el doctor en Economía añadió, “si bien se ha documentado desde hace tiempo que la temperatura en México se ha incrementado más respecto a otras ciudades del mundo, uno de los problemas que se presentan son los retos que enfrentan las grandes urbes y el efecto de las islas de calor, de ahí la importancia de proyectar cuánto pueden llegar a crecer”.

En el encuentro que reunió a expertos de la UNAM, la Universidad de Arizona, Marruecos, Europa e Israel, Estrada Porrúa añadió que si el objetivo de los especialistas es llegar a la resiliencia en entornos urbanos alrededor de México, implica que los desafíos son complejos, pues en ellos existe un gradiente urbano-rural que se suma a una amplia variedad de condiciones en términos de clima, ecosistemas, sociales y económicos, políticos y culturales.

En este entorno, continuó, la ciencia y el conocimiento generado desde espacios como las universidades es fundamental, por lo que se deben ampliar las relaciones entre la Universidad y otras instituciones de investigación nacionales e internacionales.

Al hacer uso de la palabra, la directora del Instituto de Biología (IB), Susana Magallón Puebla, subrayó que debido a su naturaleza de estudio y trayectoria de investigación, los especialistas de esa entidad universitaria están interesados en la emergencia climática, al reconocer que este es un momento crítico en nuestro sistema biológico y ecosistémico.

La investigadora recordó que si bien los sistemas evolutivos nos han enseñado que pasan siglos en adaptarse a nuevas condiciones de estrés, los cambios que estamos viendo en el panorama biológico se han manifestado en unas cuantas décadas, lo cual es alarmante porque los organismos no tienen suficiente tiempo para adaptarse.

En el IB, agregó, se ha revisado la evolución del cambio climático en México, las implicaciones sociales de estos procesos, además de las consecuencias para la conservación en áreas urbanas. “Creemos que podemos tener un papel muy importante en ayudar a generar resiliencia al incorporar nuestros estudios sobre biodiversidad en contextos evolutivos, con una perspectiva ecológica”.







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