Alternativa
Reconstrucción y Reconciliación
Es atinado hablar de la urgencia de un plan de reconstrucción, pero se debe poner también sobre la mesa la necesidad, igualmente apremiante, de una ruta de reconciliación nacional
La sucesión presidencial es tema obligado en cada mesa. La fuerza del Presidente y su movimiento, el poder que les da el control de los programas sociales y de su padrón de beneficiarios, el debilitamiento de la oposición y la vulnerabilidad de sus prospectos, en momentos hacen ver como algo imposible el desplazar a Morena en 2024.
Desde luego el debate y la conversación se centran en el quién y el cómo. Quién es el candidato más competitivo y cómo hacer para llevarlo al triunfo. Desde luego que esas son prioridades, pero también debe de empezar a pensarse en el para qué, es decir en el proyecto de país que queremos.
Esta semana ha sido intensa, pues el Frente Amplio por México, en el que confluyen tres partidos y organizaciones de la sociedad civil, avanza en su proceso para definir a quien en 2024 sería nominado como candidato opositor.
Entonces también se van definiendo perfiles, e igualmente se van descartando. En las definiciones, en los que se han registrado, ha habido sorpresas positivas, inesperadas, y que renuevan el optimismo.
Pero también los descartes dan para el análisis. Habría que destacar por ejemplo la decisión de José Ángel Gurría de no participar para buscar la candidatura presidencial, y en cambio mostrar su disposición para encabezar a los expertos que construyan el proyecto.
Esta puede ser en verdad una gran fórmula. Trabajar de manera simultánea en el quien y el para qué, tener un candidato competitivo por su carisma y atributos personales, y también tener un proyecto de nación diseñado por expertos.
Las credenciales profesionales de Gurría son inigualables. Pero además ha tenido la madurez y serenidad para entender que no sería un buen candidato, pues no es popular y su perfil no emociona a las masas, sin embargo se decide por aportar al país lo que sí está en sus manos y en sus talentos.
José Ángel Gurría fue en el gobierno de Ernesto Zedillo secretario de Relaciones Exteriores por casi cuatro años, y cerró el sexenio como secretario de Hacienda. Años después, en el 2006, fue electo como Secretario General de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, cargo en el que duró quince años.
Quienes conforman el Frente Amplío por México han dicho que se diseñará un proyecto para la reconstrucción del país, y que coordinar ese esfuerzo será la encomienda para Gurría.
Es atinado hablar de la urgencia de un plan de reconstrucción, pero se debe poner también sobre la mesa la necesidad, igualmente apremiante, de una ruta de reconciliación nacional.
Es cierto, el gobierno de la cuarta transformación dejará al país hecho pedazos, pero ningún plan de reconstrucción podrá avanzar si no se atiende primero el más nocivo legado del régimen de López Obrador, la confrontación social a la que se abona todos los días.
Lo más probable es que conforme se acerque el momento de la elección, que puede parecer lejano pero está a 48 semanas, los actores políticos en su competencia abonen aun más a la polarización.
Habría entonces que ir estudiando los procesos de reconciliación a los que se recurrió en otros países, de diferentes continentes, que también tuvieron que pasar por una etapa así para llegar luego a la reconstrucción.
Y ya en la agenda de reconstrucción, se multiplican los frentes en que deberá enfocarse el próximo gobierno, pues además de que se han agudizado rezagos que ya tenía el país, se han desmantelado instituciones y se han dejado de atender tareas prioritarias.
Tan solo el tema de salud nos da idea de la complejidad y dimensión del problema. Se incumplió con los proyectos de infraestructura para atender rezagos en la capacidad hospitalaria; se descuidaron los esquemas de vacunación; hay desabasto de medicamentos; se cancelaron programas que funcionaban para sustituirlos por otros que nunca se lograron consolidar, y ahora hasta se han derogado las normas que definían los protocolos para atender determinadas enfermedades.
Igual de complejos son los retos en seguridad y educación, por referirnos solo a otras dos de las prioridades.
Por ello es que no solo se necesita un candidato popular y competitivo que transite con éxito en la contienda, también es indispensable tener la visión y un proyecto sólido para retomar el rumbo.