Opinión
Jueves 24 de Abril del 2025 21:27 hrs

Pantalla

¡Que Viva México!


¡Que Viva México! se sitúa en la época actual, en el sexenio de la llamada cuarta transformación que ha resultado ser una transformación de cuarta, e “intenta” hacer un retrato caricaturizado del México polarizado que vivimos hoy en día haciendo uso de la sátira social

“El hombre es el único animal capaz de advertir las miserias de la vida; pero también es el único que tiene el privilegio de poder reírse de ellas”

Después de una larga temporada de dimes y diretes sobre su distribución, se estrenó solo en salas de cine ¡Que Viva México!, película escrita, producida y dirigida por Luis Estrada, conocido por su saga de La Ley de Herodes (1999), Un mundo maravilloso (2006), El Infierno (2010) y La dictadura perfecta (2014), todas con una temática política de diferentes “sexenios” del México contemporáneo.

¡Que Viva México! se sitúa en la época actual, en el sexenio de la llamada cuarta transformación que ha resultado ser una transformación de cuarta, e “intenta” hacer un retrato caricaturizado del México polarizado que vivimos hoy en día haciendo uso de la sátira social.

La historia es simple y la película larga y complicada: En un pueblo ficticio llamado La Prosperidad, fallece de cerca de 120 años de edad el abuelo y patriarca de la familia Reyes, un avaro y codicioso minero, dejando tras de sí una familia compleja, heterogénea, disfuncional y pobre -por decir los menos-. El abuelo dejó como condición ante notario público que para leer su testamento era necesaria la presencia de su nieto Pancho Reyes, el único de la familia que dejó el pueblo 20 años atrás, y que ha hecho una vida muy lejos de sus parientes pasando a formar parte de una clase media acomodada de la Ciudad de México. Es joven, “exitoso”, casado y con dos hijos pequeños. Es una familia “aspiracionista” casi perfecta, un pecado condenado en estos tiempos Lopezobradoristas.

Pancho se niega a hablar con su padre Rosendo cuando lo llama insistentemente por teléfono, hasta que un buen día decide contestarle y al enterarse de la muerte del abuelo y la última voluntad de éste para poder leer el testamento, acepta volver a su natal La Prosperidad, pueblo que está perdido y olvidado en la inmensidad de un árido y semidesértico paisaje que bien podría estar situado en algún paraje de nuestro Coahuila, aunque en realidad la película fue filmada en San Luis Potosí, con algunos lugares cerca de Real de Catorce.

Por el interés en la “supuesta” herencia del abuelo, Pancho, junto con su familia y la trabajadora doméstica que los acompaña, es recibido como una celebridad por toda su parentela que vive o sobrevive de milagro en condiciones paupérrimas en la abandonada hacienda de Minera La Esperanza, propiedad del abuelo fallecido.

Rosendo, el papá, es el encargado de recibir a su hijo pródigo y recordarle después de tantos años quien es quien en su familia, para que nosotros como público recibamos de primera mano la presentación familiar que va desde un hijo medio retrasado (Rosendito) hasta un mariachi (Hilario), pasando por uno que era hombre (Jacinto) que ahora es Jacinta, y el hermano fortachón (Tony) con ansias de narco, hasta otros hermanos, hermanas, cuñados, cuñadas, varias docenas de sobrinos y sobrinas, y por supuesto la mamá y la centenaria abuela que a pesar de estar ya en silla de ruedas con más de 100 años a cuestas, parece ser la más controladora y cuerda de la familia.

En el trailer de ¡Qué Viva México! se dice: “Los mexicanos somos: Pobres…¡pero honrados! Borrachos… ¡pero cariñosos!. Clasistas… ¡pero de buenos sentimientos! Envidiosos… ¡pero generosos! Corruptos… ¡pero nomás poquito! Machistas… ¡pero no tanto! Arribistas… ¡pero constantes! Pero eso sí, los mexicanos somos… ¡los más chingones!”.

Así, con esas premisas y a partir del momento de la llegada de Pancho a La Prosperidad empieza la fiesta para consentir al recién llegado, de manera tal que lo más pronto posible sea leído el testamento del abuelo, y es justo después de la lectura cuando todos los integrantes de la familia empiezan a “enseñar el cobre” con marcados signos de interés, avaricia y codicia. Todos los personajes se ven envueltos en situaciones complicadas, vergonzosas y bochornosas mostrando múltiples defectos y virtudes, que según el director Luis Estrada, tenemos los mexicanos.

En el estreno de ¡Que Viva México! en la Cineteca Nacional, Estrada dijo: “Esta película yo la describo como el espejo de una sociedad, de un país, que es el mío, que se llama México, y de un tiempo, que es este que estamos viviendo, y del que me interesaba hablar; de la polarización, de la intolerancia, de cómo veo yo que había una serie de expectativas sobre un cambio social, de un cambio político.”

En lo personal, la película me gustó, me pareció entretenida y divertida, solo que un poco larga (3 horas 11 minutos), y a pesar de que sí es un espejo un tanto empañado de (una parte) de la sociedad mexicana, se queda corta contra la apabullante realidad cotidiana, y considero que ya no tiene el mismo pretendido impacto político que tuvieron las anteriores películas de Estrada como La Ley de Herodes, La Dictadura Perfecta o El Infierno, porque esta película de ficción -¡Que Viva México!- solo es un reflejo de la realidad que vivimos día el día los mexicanos a través de los medios de comunicación -incluidas las redes sociales-, pues tenemos un presidente de la república que cada mañana, todos los días, se encarga de polarizar al país, de mentir, de decir verdades a medias, de descalificar, de acusar, de desprestigiar, de fomentar la división entre nosotros, de destruir, y luego después de las mañaneras, una buena parte de la población se encarga de reforzar el mensaje presidencial, mientras que otra gran parte dedica el día a descalificar los dichos y hechos del presidente… y así hemos estado casi los últimos cuatro años y medio…. y así va a seguir hasta que AMLO se vaya, si es que se va. Seguramente los AMLovers de piel muy delgada detestan la película y pues la verdad es bastante inofensiva. El presidente dijo que la película es un “churro”, pero sin haberla visto, porque supongo que como siempre afirma cuando algo no le gusta, “él tiene otros datos”.

En cuanto a la calidad de la película ¡Que Viva México! es magnífica, pues se trata de una superproducción dentro del cine mexicano. Tiene un guión redondo con una trama muy bien armada que se desarrolla con soltura con giros argumentales sorpresivos. El reparto es muy bueno y está encabezado por Damian Alcazar que hace tres papeles (Rosendo, el papá; Regino, el alcalde y Ambrosio, el cura), Alfonso Herrera como Pancho, Joaquín Cosio que también hace tres personajes (Rosendito, Reginito y el abuelo), Ana de la Reguera como la esposa de Pancho y Ana Martín como la mamá, además de un excelente grupo de actores y actrices que tienen mucha presencia en la pantalla. Además destaca el diseño de producción, el vestuario, el maquillaje, la fotografía y la música original que además incorpora clásicos como Canción mixteca, Volver, Volver, Las Golondrinas y el Jarabe Tapatío, entre otras, todo un conjunto orquestado por Estrada para lograr una película redonda y de alta calidad.

Sin duda ¡Qué Viva México! logra lo que Edward A. Wright explica sobre la sátira: “En el teatro (y en el cine) como en la vida, el hombre alcanza las alturas máximas del humor cuando llega a lo que Thompson ha llamado la comedia de ideas o sátira. Esas características cómicas residen en la habilidad humana para reírse de lo que le es más querido: su familia, sus amigos, su religión, su política, su patria, él mismo. Es un don de irreverencia, la habilidad para bromear a costa de las cosas que tomamos en serio. Podemos decir que tenemos sentido del humor cuando advertimos lo cómico de nuestros propios defectos o pretensiones”.

Y eso es justo lo que hace Luis Estrada como director que tiene el don de la irreverencia, y es seguro que los mexicanos con sentido del humor se van a reir de nuestras miserias cuando vean ¡Que Viva México! y como ya dije, los AMLovers la van a detestar. Sería interesante saber cómo ven la película en el extranjero porque aunque trata temas universales, el humor es muy local.

Por el momento ¡Que Viva México! está solo en salas de cine, pero pronto llegará a Netflix

 






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