¿Qué ocultan los suicidios en Coahuila?
- Por: Redacción --
- 30/06/2022 @ 21:21 --
- Sureste
- Especiales
En el primer semestre de 2022 al menos 141 personas dejaron de existir por su propia mano en la entidad, al menos 23 eran menores de 20 años, por lo que se encienden alarmas ante ansiedad, depresión, adicción al cristal y otros factores que son causas determinantes en la conducta de un suicida
Saltillo, Coah.- El pasado 24 de junio, a una semana de concluir el primer semestre de 2022, la noticia encendió las alarmas nuevamente por un tema que es por demás conocido en Coahuila y la Región Sureste: en diferentes circunstancias, edades, condiciones socieconómicas y contextos de Saltillo, cuatro personas coincidieron en quitarse la vida.
Fue el día en el que más saltillenses decidieron dejar de existir por la vía del suicidio, sin duda, pero no fue el único día en el que hay una “oleada de suicidios”, como se aborda el tema en los medios de comunicación regionales, puesto que el pasado 9 de febrero la discusión se reabrió de forma momentánea y breve en la agenda mediática cuando tres personas se quitaron la vida y causaron estupor en la sociedad de la capital coahuilense.
A esta fecha se suman el pasado 10 de marzo, el 14 de abril, el 2 y 9 de mayo, así como también el 30 de mayo, días en los cuales la decisión de dejar de existir fue múltiple y exhibió la frecuencia con la que el suicidio deja de ser el problema para convertirse en un síntoma de otros problemas mayores que no logran tener una respuesta, y orillan a hombres, mujeres, niñas y niños, a sucumbir ante la desesperanza y la desesperación de no encontrar solución a sus conflictos.
De acuerdo con estadísticas de la Fiscalía General del Estado (FGE), al corte del 19 de junio, se tienen contabilizados 137 suicidios en Coahuila, donde casi la mitad ocurrieron en personas jóvenes, y de los cuales al menos 46 en la Región Laguna, 42 eventos ocurrieron en la Región Sureste, sin contar los cuatro casos del 24 de junio, 16 en la Región Centro, 14 en la Región Carbonífera y 19 más en las dos delegaciones de la Región Norte del estado.
De este número, 114 han sido hombres y 23 mujeres que se suman a la fatal estadística. Las cifras de la FGE que resultan alarmantes es que 23 de esos suicidios en jóvenes menores de 20 años y 45 casos cuyas edades oscilaban entre los 21 y 30 años de edad.
De acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en 2010 Coahuila solo registró cinco suicidios de niños y niñas de entre 5 y 14 años, mientras que en lo que va de este año, dos menores se quitaron la vida y dos más lo intentaron solo en Saltillo, a la par de que otro menor en Monclova también se quitó la vida, todo en menos de seis meses.
ANTECEDENTES DE UNA ALARMA QUE NO DEJÓ DE SONAR
En Coahuila y la Región Sureste esta situación no es nueva y se advierte una tendencia ascendente. Se cuenta con datos de 1999 a 2003, donde se advierte que el aumento de suicidios es casi de 50 por ciento de 2001 a 2003, situación que fue advertida por las investigadoras de la entonces Escuela de Psicología de la Universidad Autónoma de Coahuila, Jana Petrzelová Mazacová y Mayra Aracely Chávez Martínez, a través del estudio “El suicidio en la Región Sureste”, de 2006.
“Las raíces del acto suicida llegan hasta la infancia, tienen que ver con la formación de la personalidad, con la falta de satisfacción en algunas etapas de sus vidas. Los distintos factores que influyen en la valoración del riesgo de suicidio son principalmente el funcionamiento del individuo, los antecedentes de intentos de suicidio, el trastorno mental, las circunstancias sociales y económicas adversas actuales y un estado cognitivo y afectivo alterado”, advirtieron las especialistas de la entonces Escuela de Psicología de la UAdeC.
Como referencia, las académicas señalaron que los suicidios registrados en 2001 la Región Sureste se registró 33 suicidios del total atendido por las autoridades de Coahuila, mientras que en un comparativo realizado 20 años después, la capital coahuilense registró casi el triple, al alcanzar 90 casos, mostrando la necesidad urgente de atender la creciente espiral de personas que se quitan la vida.
“Cancelar la vida es cerrar la última posibilidad, es definirse por la inexistencia. Esta acción tan radical nos revela de qué tamaño fueron las dudas (o las certidumbres) que tuvo el suicida antes de realizar el acto final. Una pregunta para la que no tenemos respuesta consistente es la de si quien fue sujeto de su último acto lo fue como conciencia que se plantea razonablemente los motivos para determinarse a desertar de sí mismo”, señalan Petrzelová y Chávez en el capítulo “Un Estudio Psicológico Sobre Los Suicidas”, del libro “¿Por qué y cómo se llega a la desesperanza. Tres miradas sobre el suicidio”, publicado en 2007 por la Universidad Autónoma de Coahuila.
Otra referencia de una problemática consecuente es que de acuerdo con cifras de la Dirección General de Información en Salud (DGIS 2020), la llamada Tasa de Mortalidad por Suicidios por cada 100 mil habitantes, en 2013 la tasa era de 6.02 suicidios, mientras que en 2019 y 2020 la incidencia se disparó hasta 8.22 y 8.39, respectivamente, lo que puso a Coahuila en el sexto y séptimo lugar con más suicidios a nivel nacional, superando la media nacional de 5.56 y 6.12 suicidios reportados en el promedio estadístico de las 32 entidades federativas.
¿FUNCIONAN LAS ESTRATEGIAS ACTUALES PARA COMBATIRLO?
Una vez más, se generó la discusión y preocupación sobre la necesidad de abordar al suicidio en la Región Sureste, pero también en todo Coahuila, en especial porque durante la pandemia el tema también se abordó desde los rescates realizados por corporaciones policiacas, bomberos y trabajadores municipales en personas que intentaban lanzarse de puentes vehiculares ante diversas crisis de ansiedad, depresión y estrés por el contexto de la emergencia sanitaria.
Desde otro enfoque, la situación exhibe al suicidio como una consecuencia y no como el problema en sí mismo, ya que el acto de quitarse la vida refleja las carencias de la salud mental en la agenda de salud pública en la entidad. Por ejemplo, de los 42 suicidios registrados en la Región Sureste (Saltillo, Ramos Arizpe, Parras de la Fuente, Arteaga y General Cepeda) 16 de los casos están vinculados a separaciones de pareja, depresión, discusiones familiares o conflictos relacionados con la patria potestad de la familia.
Al menos siete de los suicidios en 2022 están relacionados con adicción de sustancias, la mayoría de la droga conocida como cristal, que de 2017 a la fecha pasó de registrar 5 por ciento de consumidores a 58 por ciento en 2021 en la entidad, así como en cinco de los casos se advirtió que las personas sufrían y padecían una severa depresión. Asimismo, también se registraron al menos un incidente por bullying y uno más por abuso sexual.
Muchas estrategias se han aplicado en el pasado ante esta situación, la más reciente en la anterior administración municipal fue dejar de publicar información en específico o usar el término suicidio en los medios de comunicación para evitar incitar a quienes padecen depresión o ideaciones suicidas.
A pesar de las acciones ejecutadas, en donde también se solicitó a medios de comunicación promover los apoyos municipales y estatales a quienes padecen depresión, la situación termina en una modalidad de repetición, donde los medios de comunicación se limitaron a mostrar la información y el número de la Línea de la Vida para que quienes “padecen depresión” busquen ayuda, siendo este el enfoque preventivo existente y predominante.
Sin embargo, las medidas parecen ser remedios o dosis mínimas ante una situación que requiere de un tratamiento más agresivo, porque Saltillo y Coahuila ya han aparecido a nivel nacional con una alarma por la creciente incidencia de suicidios, lo que ha orillado a realizar investigaciones por parte de especialistas, psicólogos y psicoterapeutas que advierten un enfoque multifactorial para intervenir en quienes ya no tienen ganas de vivir.
Es por esta razón que resulta primordial profundizar en las historias y contexto determinado de los suicidas para comprender cuáles son las problemáticas a combatir, ya que el suicidio es sólo el síntoma de una situación más grave.
ATENCIÓN A JÓVENES ES PRIORIDAD: IMJUVE
Más allá de que las estadísticas alarmen, cada vez es más frecuente que menores de edad tengan conductas suicidas, por lo que una vez más, se exhibe la preocupación ante lo que refleja una crisis de salud mental, de educación y autoestima en los menores saltillenses y coahuilenses.
El suicidio se convirtió en una de las primeras causas de muerte de los jóvenes, de acuerdo con el director del Instituto Municipal de la Juventud de Saltillo, Daniel Samperio Dávila, quien pidió a este grupo poblacional que ante el primer síntoma de ansiedad o depresión acudan a los especialistas para recibir atención.
Destacó que el Instituto canaliza de forma gratuita, ya sea de manera virtual o presencial, a consultas con 16 psicólogos con los que cuenta el DIF municipal para brindar atención de calidad para niñas, niños, adolescentes y jóvenes, puesto que en la entidad el índice de suicidios se da en mayor parte en personas menores de 28 años.
“Decirles que se atiendan, que lo tomen con seriedad. Estoy con que no haya incremento en números de situaciones lamentables que se presentan en Saltillo, Coahuila y todo el mundo, y que esta ya es una de las principales causas de muerte en jóvenes”, comentó Samperio Dávila.
Aclaró que como el IMJUVE de Saltillo sólo sirve como canalizador hacia los expertos y profesionales médicos por ser una situación de salud, por lo que insistió en que los jóvenes deben solicitar la ayuda para ser canalizados. Por eso dijo que es importante la difusión permanente y una atención 24/7 a los jóvenes para estar atentos ante cualquier síntoma de depresión.
“Para los jóvenes de saltillo, y segundo, para quien tenga síntoma de requerir atención, les abrimos la puerta de manera gratuita para atenderlos de manera virtual a través del chat de la Coordinación de Psicología del DIF Saltillo”, finalizó.
EXHORTAN A UN ENFOQUE INTERDISCIPLINARIO
Con un enfoque actualizado y reflejado al contexto actual las académicas Karla Patricia Valdés García, Fabiola González Betanzos, Iris Rubí Monroy Velasco y María Elena Rivera Heredia, de la Facultad de Psicología de la UAdeC publicaron 2020 el “Estudio e Intervención del suicidio en México”.
En él, advierten que “el suicidio se considera un problema de salud que afecta a cerca de 800,000 personas en todo el mundo (OMS, 2018), la complejidad de su estudio e intervención radica principalmente en la multifactorialidad y dinamismo del fenómeno. (…) y que “en México la tasa de mortalidad para 2016 fue de 5.1, lo que representa 6,291 suicidios (INEGI, 2018) ubicándonos por debajo de la media para el continente, sin embargo, es importante considerar que esta cifra se va incrementando. La distribución poblacional en México, en la que los jóvenes representan un porcentaje importante de la población, coloca a nuestro país en el grupo considerado de alto riesgo”.
Las investigadoras señalan que existe una máxima variabilidad en cuanto a: la diversificación de características sociodemográficas, en los métodos utilizados para su consumación, en la identificación de las posibles razones para decidir quitarse la vida, en las edades, en las estrategias y los métodos utilizados para prevenirlo; incluso las posturas que son socialmente aceptadas en diferentes culturas apuntan a variaciones que obligan a su estudio constante buscando el entendimiento de sus diferentes matices vinculados al acto suicida.
“Es importante recordar que cuando se habla de suicidio, se hace referencia a estos tres componentes: la ideación suicida, la comunicación y la conducta suicida que incluye los intentos y el acto de quitarse la vida”.
También explican que existen tres niveles para la clasificación de las intervenciones que son: el nivel universal, el nivel selectivo y el nivel indicado, dirigido a los individuos que presentan ideación suicida o que llegan a cometer un intento.
HABLAR DE SUICIDIO PUEDE SER UN MEDIO DE PREVENCIÓN
Liliana Guzmán Álvarez, experta en intervención clínica de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM, señaló que algunos mitos que persisten en la sociedad mexicana sobre el suicidio son: que quien desea cometer un acto autolesivo está decidido a perder la vida o no alerta ni emite señales previas de esta situación.
Durante el conversatorio Noche de Emociones: “Autolesión y suicidio” en donde especialistas en psicología aportaron sugerencias para enfrentarlos, Guzmán Álvarez manifestó que Las afectaciones físicas o cutáneas están vinculadas a causar dolor corporal, el cual se utiliza “como estrategia de regulación para poder sentir menos malestar interior”. No obstante, se debe emprender un análisis más profundo de los elementos en cada caso.
“¿Quien desea suicidarse está decidido a morir? No es así, a veces es una forma más de pedir ayuda. Tampoco las personas que se autolesionan lo desean, aun cuando pueda ser un factor de riesgo para la conducta suicida. Por ello, lo primero no es invalidar esas emociones, porque muchas ocasiones les dicen: ‘¿por qué lo haces, si tienes todo en la vida?’”, indicó.
De acuerdo con Daniela Esquivel González, de la Maestría en Psicología de la UNAM, nueve de cada 10 personas muestran señales previas de dañarse o atentar contra su vida.
“Se deben analizar las causas de los comportamientos, que pueden ir desde una pérdida, alguna enfermedad, y de ahí dependerá el abordaje para dotar de estrategias que gestionen sus emociones”.
Lo más importante, aseguró Nimsy Rufino Zavaleta, también de la Facultad de Psicología de la máxima casa de estudios en el país, “es compartir el estado o la situación que se vive, el diálogo. Hablar nos ayuda a hacer sentir, a que la persona afectada no se sienta sola; incluso abordar el tema del suicidio puede ser un medio de prevención”.
“Hay que tomar en cuenta varios factores, lo que ocurre al interior de nuestra casa y cómo repercute en las conductas, incluso puede haber una percepción de que la persona afectada carece de redes de apoyo”, aclaró.
En esto coincide el maestro Alberto Segrera, académico del Departamento de Reflexión Interdisciplinaria de la Universidad Iberoamericana, quien señala que las personas tenemos la “bellísima e irrenunciable oportunidad” de ser lo que queremos en cualquier momento de nuestra existencia, tanto en situaciones favorables como en las adversas.
“Cabe mencionar que el sentido no se descubre, es decir, no se trata de develar una misión que algo o alguien ha predispuesto para nosotros o nosotras y decidir si nos entregamos o no a él, sino que está totalmente a nuestra disposición elegir cualquier posible sentido. Ahora bien, una vez elegido el sentido, (el qué y el para qué) corresponde diseñar y concretar un proyecto de vida acorde con el sentido elegido”, expresa.
En Japón, hay una palabra que nos interpela, que implica pensar en cuál es nuestra razón de ser: ikigai. Según el libro Ikigai. Los secretos de los japoneses para una vida larga y feliz, de Héctor García y Francesc Miralles, para los habitantes de Okinawa, esta palabra es la razón por la cual nos levantamos por la mañana.
A decir de los autores, el “ikigai” está escondido en nuestro interior y requiere una exploración paciente para llegar a lo más profundo de nuestro ser y encontrarlo” y para ello se necesita analizar cuatro aristas: lo que amo, aquello en lo que soy bueno, por lo que me pueden pagar y lo que el mundo necesita.
Para la maestra Emilia Garnica, académica también de la Maestría en Desarrollo Humano de la Universidad Iberoamericana, encontrar un propósito nos permite “sentirnos libres y motivados para generar cambios, para crear una realidad. Sería asumir una responsabilidad para con nosotros mismos y para el entorno que nos rodea. Es encontrar una pasión que nos lleve a movernos y a realizar lo necesario para alcanzarlo”.
Desde la óptica de la psicoterapeuta, si tenemos un por qué y un hacia dónde, encontraremos un cómo. Y la idea es que nuestras metas sean alcanzables para evitar frustrarnos, y que “vayamos logrando ciertos objetivos que nos satisfagan y a la vez nos estimulen en el camino. Debemos cambiar la creencia de que la meta es la satisfacción, y mejor disfrutar y vivir el proceso”.
Respecto a qué factores provocan la pérdida de motivación, Garnica Correa apunta que la inmediatez, los objetivos lejanos y pocos accesibles, así como la necesidad de ser reconocidos, son elementos que nos hacen perder el sentido y el rumbo. Además, tendremos que saber manejar la frustración y las decepciones. (Con información de David González, Carlos Chávez, Estefanía López, Monitoreo Infonor, Dirección de Comunicación Social de la UNAM, y Comunicación Social de la Universidad Iberoamericana)
EN CIFRAS
800 mil personas se quitan la vida a nivel global, de acuerdo con cifras de la OMS.
9 de cada 10 personas muestran señales previas de dañarse o atentar contra su vida.
33 suicidios se registraron en la Región Sureste en 2001, para 2021 la incidencia de casos fue de 90.
COMO PREVENIR LA INCIDENCIA SUICIDA
*Sobre enfoques preventivos de suicidio, especialistas en Psicología de la UAdeC abordaron tres niveles para la clasificación de las intervenciones que son:
*El nivel universal- Se dirige a toda la población con el fin de reducir los factores de riesgo o aumentar los factores de protección. Incluye medidas de apoyo psicológico, institucionales, educativas y sociales que incrementan la capacidad de los individuos para hacer frente a las situaciones de crisis vitales
*El nivel selectivo- Se dirige a subgrupos de la población que no necesariamente muestran señales de conducta suicida, pero que tienen factores que pueden en futuro ponerlos en riesgo como son la enfermedad mental, el abuso de alcohol y drogas, la enfermedad física y las situaciones de crisis.
*El nivel indicado- Dirigido a los individuos que presentan ideación suicida o que llegan a cometer un intento.
FRENTES PARA PREVENCIÓN
*A nivel mundial, algunos países han desarrollado programas de prevención en los diferentes niveles de atención. En Latinoamérica, específicamente en el caso de Chile, se trabaja con el Programa Nacional de Prevención del Suicidio.
*En Costa Rica se formó el Centro de Control de Enfermedades (CDC) en el que uno de los objetivos es la prevención del suicidio.
*En la Unión Europea se creó la Mental Health Promotion and Mental Disorder Prevention, donde también se han desarrollado iniciativas y acciones en pro de la evaluación y prevención del suicidio, como en España, el Grupo de trabajo que elaboró la Guía de Práctica Clínica de Prevención y Tratamiento de la Conducta Suicida (2012).
CAMBIOS DE CONDUCTA QUÉ ATENDER
*Para Óscar Hernández Aguirre, egresado de la Facultad de Psicología de la UNAM, los potenciales suicidas se encuentran en una posición ambivalente porque quieren concluir con un estado de sufrimiento, pero también buscan ayuda; “es como traer una venda en los ojos”.
*Entre las conductas que pueden presentarse en la víspera de un autoatentado, están: cambios en el comportamiento, por ejemplo en su higiene personal, alimentación; irregularidades en el ciclo de sueño, no duermen bien, o lo hacen por mucho tiempo; además, obsequia o transfiere objetos valiosos, incluso cartas o textos de despedida.
FRENO A LA PÉRDIDA DE MOTIVACIÓN
De acuerdo con el maestro Alberto Segrera, de la Universidad Iberoamericana estos son algunos factores que pueden influir en la pérdida de motivación, y por consiguiente en caer en la depresión:
*Ir de acuerdo a expectativas transmitidas por otras personas con la finalidad de obtener aprobación.
*Vivir de manera enajenada y automática, de acuerdo con lo que está establecido socialmente, desempeñando exclusivamente los roles establecidos.
*Los peligrosos miedos que derivan de falta de autovaloración, que nos frenan o nos detienen para poder entregarnos con convicción a lo que realmente nos entusiasma.
*El permanecer en zonas de confort, aun cuando lo que nos ha satisfecho en algún momento de nuestra existencia ya nos quede corto y esté asfixiando nuestro actual vivir.
*La apatía y sensación de sin sentido, la cual muy probablemente se deriva de estar viviendo un sentido que no es auténtico ni propio sino a la introyección de un sentido que nos hicieron creer.
*Tristezas profundas que no hemos sabido abordar ni encauzar y que nos mantienen atorados(as). Así nos mantendrán mientras no las abordemos a través de mecanismos de autocontrol o terapia.