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Miercoles 17 de Julio del 2024 20:18 hrs

Provocan padres de familia vulnerabilidad a hijos con sharenting

Provocan padres de familia vulnerabilidad a hijos con sharenting Foto: Freepik

Las investigaciones actuales reportan que las fotos de por lo menos 50 por ciento de los niños/niñas en Estados Unidos han sido mostradas por sus padres en alguna red social, y que muchos de estos niños tienen más de mil fotos suyas en la red antes de cumplir cinco años.

Ciudad de México.- Compartir información de los hijos en redes sociales de manera constante incluyendo imágenes, datos sobre su vida cotidiana, sus aficiones, sus intereses, la escuela en la que estudia, la zona en la que viven, su fecha de cumpleaños, etc., es conocido como sharenting y es una práctica de adultos que afecta a los menores. 

El concepto de sharenting proviene de dos palabras en inglés, share (compartir) y parenting (parentalidad), hace referencia al hecho de que personas adultas compartan fotos de sus hijos o hijas en redes sociales o en Internet en general.

La Dra. Cristina Curiel, académica del Departamento de Psicología de la IBERO, asegura que se vulnera el derecho a la intimidad de los menores al compartir sobre ellos en redes sociales

Tanto los padres como las madres que utilizan las redes para compartir información e imágenes de sus hijos deben tomar en cuenta que les están generando una huella digital sin su consentimiento, ya que los y las menores son muy jóvenes o incluso están en gestación cuando sus padres inician el proceso de sharenting.

La huella digital se refiere a todos aquellos rastros o registros que una persona genera en internet al navegar, hacer búsquedas, compartir, incluso dar “me gusta”.

"Resultaría difícil que los niños y niñas supieran la repercusión que pueden tener las imágenes o videos que se comparten de ellos en redes, por lo que aún cuando los adultos comentan que dieron su consentimiento, no comprenden el alcance de sus publicaciones porque no saben lo que son las redes sociales", explica la especialista.

La práctica del sharenting puede tener efectos negativos en diferentes áreas de la vida de un niño o niña, ya que puede generar bullying en su escuela o comunidad, o ciberacoso, es decir, que el niño o niña sea objeto de burlas a través de las redes, cuando empiece a utilizarlas, de parte de otras personas que han visto imágenes suyas; también puede ser víctima de grooming, que se refiere al acoso sexual de una persona a una niña, niño o adolescente, por medio de internet.

Una persona cuyas imágenes se han compartido en internet puede sufrir robo de datos o suplantación de la identidad, y la información puede incluso ser utilizada para hackear contraseñas cuando los menores crecen (un ejemplo de esto puede ser que los padres y madres compartan la fecha de cumpleaños del niño).

Todos los datos que se comparten pueden ser útiles para quienes realizan estafas o préstamos fraudulentos, e incluso las fotografías pueden llegar a perfiles pedófilos, que las utilizan para fines como la pornografía infantil.

Los menores pueden sentirse avergonzados, ansiosos, tristes o preocupados por lo que sus familiares comparten sobre ellos en las redes, ya que no se les pide permiso de compartir su imagen o información, esto puede ser porque se les considera muy pequeños, o porque los adultos no son conscientes de los efectos que esta sobreexposición, considerada totalmente inofensiva, puede generar emocionalmente en el niño o niña.

Las investigaciones actuales reportan que las fotos de por lo menos 50 por ciento de los niños/niñas en Estados Unidos han sido mostradas por sus padres en alguna red social, y que muchos de estos niños tienen más de mil fotos suyas en la red antes de cumplir cinco años.

Aunque no existe una cantidad mínima establecida de imágenes o de información para calificar como sharenting, sí se considera que un adulto cae en esta conducta al compartir de forma continua, más o menos cada dos o tres días, este contenido sobre sus hijos o hijas.

Los padres y madres deben adquirir conciencia de que todo aquello que se comparte se queda en la red, más allá de que el propietario de la fotografía decida quitarla, así como comprender que los términos y condiciones que se aceptan al ingresar a las redes sociales incluyen la cesión de los derechos de las propias fotos, es decir, se cede la propiedad de la fotografía al propietario de la red social.

Los niños y niñas tienen derecho a la privacidad y a la intimidad, y no tienen aún edad suficiente para comprender las consecuencias de compartir su información en redes e internet, por lo que además de pensar cuántas imágenes o datos se comparten de los menores, también es importante pensar qué contenido se comparte sobre ellos, ya que todo esto irá haciendo un historial que puede afectarles incluso en su adultez.

"Los adultos, que no crecimos con internet y sin embargo lo utilizamos hoy, debemos comprender que vulneramos el derecho a la intimidad de los menores al compartir sobre ellos en nuestras redes, así como modelar a nuestros hijos e hijas el respeto hacia los demás a través del respeto que les mostramos a ellos, al no compartir información o imágenes que puedan afectarles, al cerciorarnos de activar los filtros de privacidad en nuestras redes y al respetar su imagen hacia el futuro", indicó la académica del Departamento de Psicología de la Universidad Iberoamericana.







OPINION

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