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Miercoles 25 de Diciembre del 2024 12:44 hrs

Normalizamos ansiedad pero condenamos atención a salud mental

Normalizamos ansiedad pero condenamos atención a salud mental Especialistas en salud mental destacaron como prioritario desestigmatizar la atención psiquiátrica o psicológica para desinstitucionalizarla y apoyar a quienes padecen algún tipo de síndrome o trastorno.

Advierten especialistas al Senado que es necesario “desinstitucionalizar” la atención psiquiátrica y que reformas en materia de discapacidad mental deben favorecer la integración social

Ciudad de México.- En esta época en que transitamos hacia una nueva normalidad, la ansiedad y el estrés están en varios de nosotros, incluso a veces normalizamos esas emociones y no las identificamos con claridad, consideró el presidente de la Sociedad Mexicana de Psicología, Alejandro Zalce Aceves.

Ante ello, es fundamental conocer sus características y buscar ayuda profesional en casos de manifestaciones agudas en una persona, recomendó. El especialista participó en el ciclo virtual “El sofá de las neurociencias”, organizado por la Facultad de Ciencias de la UNAM, con la charla “Trastornos de ansiedad y estrés en vías de la nueva normalidad”, en la cual explicó:

La ansiedad (proveniente del término latino anxietas, que significa congoja o aflicción) es un estado de malestar psicofísico caracterizado por una sensación de inquietud, intranquilidad, inseguridad o desasosiego ante lo que se vive como una amenaza inminente y de causa indefinida.

“La diferencia básica entre la ansiedad normal y la patológica es que esta última se basa en una valoración irreal o distorsionada de la amenaza. Cuando la ansiedad es muy severa y aguda puede llegar a paralizar al individuo, transformándose en pánico”, alertó.

Zalce Aceves aclaró que existen distintos cuadros clínicos en los cuales la ansiedad es el síntoma fundamental. “Entre ellos estaría el trastorno por crisis de angustia (en el que la ansiedad se presenta en forma de episodios como palpitaciones, sensación de ahogo, inestabilidad, temblores o miedo a morirse); el trastorno de ansiedad generalizada (donde hay un estado permanente de angustia o trastorno fóbico, donde hay miedos específicos o inespecíficos); y el trastorno obsesivo-compulsivo (con ideas desagradables que pueden acompañarse de actos rituales que disminuyen la angustia de la obsesión)”.

La ansiedad se presenta también como reacción al estrés agudo o postraumático, y en los trastornos de adaptación a situaciones vitales adversas, precisó.

El psicólogo aclaró que sentirla de modo ocasional es una parte normal de la vida, pero quienes presentan trastornos de ansiedad con frecuencia tienen preocupaciones y miedos internos, excesivos y persistentes sobre situaciones diarias.

Estos sentimientos de ansiedad y pánico interfieren con las actividades diarias, son difíciles de controlar, son desproporcionados en comparación con el peligro real y pueden durar largo tiempo.

Con el propósito de prevenirlos se pueden evitar ciertos lugares o situaciones. Los síntomas es posible comiencen en la infancia o la adolescencia y continuar hasta la edad adulta, señaló Zalce Aceves.

El experto definió al estrés como una amenaza real o supuesta a la integridad fisiológica o psicológica de un individuo que resulta en una respuesta fisiológica y/o conductual.

Dependiendo de la intensidad, predictibilidad y recurrencia de un estresor, las respuestas de los individuos pueden ir desde tolerancia y evitación de este a nivel individual hasta la rápida aparición de nuevos rasgos o extinción a nivel poblacional. Un nivel moderado de estrés es esencial para el crecimiento y la diferenciación de los sistemas metabólicos de un organismo, precisó.

Agregó que es una respuesta que se da en tres etapas: fase inicial (alarma), que ocurre cuando se detecta la presencia del estresor; segunda fase (adaptación o resistencia), presente cuando se moviliza el sistema de respuesta volviendo al equilibrio; y tercera fase (agotamiento), que ocurre si el estresor se prolonga en el tiempo y surgen las alteraciones relacionadas con el estrés crónico.

El especialista consideró que en pospandemia la ansiedad se ha transformado hasta el nivel de normalizarse, ya que las personas no detectan que se tensan hasta que les sobreviene un problema mayor de salud.

Además, el estrés se genera al salir de casa, se prefieren las actividades dentro del hogar y se crean “burbujas sociales” (ya sea familiares, escolares o laborales). “En general se mantiene una tendencia a evitar situaciones de exposición”, finalizó Zalce Aceves.

PIDEN FAVORECER INCLUSIÓN
Durante el curso sobre “Salud mental y adicciones. Prospectiva de la reforma”, que organiza la Comisión de Salud del Senado durante los primeros días de agosto, especialistas coincidieron en la necesidad de impulsar cambios legislativos que permitan la autonomía, inclusión y participación social de las personas con una discapacidad mental.

La directora del Instituto de Salud Mental de Durango, Soledad Ruíz Canaán, señaló que en México los estigmas sociales, la discriminación, la falta de políticas preventivas, las desigualdades sociales, el confinamiento, la poca inversión y cobertura, y los elevados costos de atención, son elementos que limitan el acceso universal y eficiente en la calidad a los servicios de salud mental.

Dijo que nuestro país cuenta con dos mil 471 municipios con claras desigualdades sociales, culturales y económicas, por lo que se deben priorizar las acciones de promoción y prevención en los municipios que tengan un menor índice de desarrollo humano, “porque las desigualdades matan”.

Aseveró que la “desinstitucionalización” es fundamental, ya que implica que se desarrollen políticas y servicios alternativos, eficientes, efectivos y humanos, que mantienen a las personas con enfermedades mentales en su comunidad y se les garantizan sus derechos humanos.

Sin embargo, dijo que los proyectos deben estar acompañados de financiamiento, incluso, propuso la atracción de recursos externos a través de fundaciones, pues es muy difícil trabajar con recursos limitados.

También participaron representantes y doctores de la Fundación Solidaridad y Trabajo Virgen del Camino, de España, cuyo objetivo es asegurar la inclusión laboral y social a personas con capacidades diferentes, mediante la generación de empleo de calidad, a través del respeto a los valores de diversidad, inclusión, honestidad y dignidad.

En la sesión de este lunes del curso, participó María Dolores Santos, quien a nombre de dicha fundación manifestó que es fundamental garantizar los derechos civiles de las personas que padecen una enfermedad mental, a fin de reconocer su participación y dignidad en su comunidad.

Es necesario, precisó, lograr la autonomía, inclusión y la participación, a través de un sistema de apoyos, en el que son imprescindibles los profesionales sociosanitarios.

De la misma Fundación, el doctor Josean Idoeta, reiteró que es fundamental romper los estereotipos y prejuicios de las enfermedades mentales, a efecto de lograr la autonomía, independencia, e impulsar las capacidades de las personas que las padecen.

En España, apuntó, la legislación en la materia reconoce a las personas con discapacidad, como titulares de una serie de derechos y a los poderes públicos como los garantes en el cumplimiento de estos, porque si no es con su acompañamiento, difícilmente se puede hacer que este proyecto funcione.

En su oportunidad, el representante de la Organización Civil, Documenta, Víctor Lizama, dijo que es necesario “desinstitucionalizar” la atención psiquiátrica, a fin de dirigirla hacía una aplicación digna y de calidad en la comunidad, que permita garantizarles mayor autonomía a las personas con alguna discapacidad mental.







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