Opinión
Viernes 02 de Agosto del 2024 08:27 hrs

A Quemarropa

Ofensas Religiosas


Las grandes persecuciones de los primeros tiempos del cristianismo lo hicieron florecer con la sangre los mártires; el fenómeno de la cristiada en México nos muestra como la fe se vuelve heroica en tiempos difíciles. Es definitivo: el carácter se forja en la lucha.

            En 2015 la revista parisina Charlie Hebdo publicó una caricatura del profeta musulmán Mahoma, desatando una respuesta que dejó 12 personas muertas.

            En 2020 un profesor francés fue decapitado por mostrar en sus clases una caricatura del mismo personaje.

            Hasta el 2024, los franceses continúan defendiendo su derecho a la libertad de expresión, pero son muy cuidadosos al tratar temas referentes al Islam. El miedo no anda en burro, diríamos en México.

            La cultura woke, implantada en todo el mundo sin el consenso previo de sus habitantes, promueve la tolerancia y el respeto a sus seguidores, denominados “progres” y ha logrado que sus miembros no puedan ser tocados ni con el pétalo de una rosa, so pena de linchamiento mediático masivo y boicots de todo tipo.

            Tal parece que, dado que ya no se puede ridiculizar prácticamente a nadie, solamente quedan los cristianos como blanco perfecto, pues aunque sean una mayoría, solamente responden con oraciones, rezos de rosarios y actos de desagravio, que hacen lo que el viento a Juárez a quienes los agreden, insultan y ofenden.

            En lo personal celebro cada ofensa, burla y denostación que se hace a los cristianos en el mundo. Me parece una excelente forma de sacudir a las conciencias adormecidas. Es como arrojar agua fría a la cara de una persona que duerme plácidamente.

            Las grandes persecuciones de los primeros tiempos del cristianismo lo hicieron florecer con la sangre los mártires; el fenómeno de la cristiada en México nos muestra como la fe se vuelve heroica en tiempos difíciles. Es definitivo: el carácter se forja en la lucha.

            Así que pueden, amigos “progresistas”, profetas de la postmodernidad, realizar desfiles, pintarrajear y destruir iglesias, golpear creyentes y tratar de silenciarnos con leyes y decretos, pero deben saber que jamás podrán vencernos.

            Porque la adversidad produce en nosotros perseverancia y ésta a su vez renueva nuestra esperanza.

            Ya lo dijo San Pablo en su segunda carta a los Corintios: “Nos sobrevienen pruebas de toda clase, pero no nos desanimamos; estamos entre problemas, pero no desesperados; somos perseguidos, pero no eliminados; derribados, pero no fuera de combate”.

            Nuestra fe está basada en la confianza en que mal no prevalecerá y seguiremos los católicos presentes y vigentes hasta el final de los tiempos, aunque quien sabe si la ideología que hoy arropa a los “progres” seguirá vigente, no hasta entonces, sino dentro de apenas algunos años, como ha sucedido con tantas otras.

            La historia y el tiempo tienen la última palabra.






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