Opinión
Lunes 28 de Abril del 2025 10:35 hrs

¡AL HUESO!

No, no vamos bien


Sin la cara dura y la astucia política de su mentor, cada mañana la Presidenta debe defender el pasado y enfrentar sus propios errores, fracasos y excesos. No logra imponer la narrativa y esa es la razón tras la Ley de Telecomunicaciones, calificada por senadores de Morena como “instrumento necesario para poner la información al servicio del pueblo”

“La verdad no es la que los políticos quieren que los ciudadanos crean, sino la que ellos tratan de ocultar”. Demócrito.

Hay razones detrás de la ampliación de ámbito y endurecimiento en la Ley de Telecomunicaciones, uno más y extremamente antidemocrático de los abusos de un autoritarismo que se niega: el grupo en el poder ha perdido la narrativa del día a día.

Lo muestran indicadores internos y proyecciones internacionales, México es desde ya el país con mayores afectaciones por la insania de Donald Trump y los previsibles y altamente negativos impactos del caos arancelario en la economía global.

Bancos, instituciones internacionales y analistas económicos coinciden en que la economía nacional está detenida, en recesión técnica, y -señaló el Banco Mundial- si bien nos va el crecimiento previsible para el año en curso será de cero.

Es la situación real -hasta ahora, y puede ser peor-, mientras desde Palacio se festina la “mesura” adoptada por la Presidenta ante las agresiones de su homólogo estadounidense.

Verdad y cuento en la colisión diaria entre hechos y acomodo del discurso oficial, que tiene su derrumbe en lo que no controlan, redes y medios electrónicos.  

El mismo aparato de propaganda y manipulación informativa que operó con López Obrador, que pagamos todos con nuestros impuestos, está ahora al servicio de Claudia Sheinbaum y mantienen una campaña para situarla como ejemplo de habilidad política en la lidia con el monstruo de las barras y las estrellas.

Sin límites en la fantasía, han pretendido otorgarle la altura de estadista singular en el acontecer actual latinoamericano.

Indirecta respuesta en una frase del encuentro en Brasilia entre el el carioca Lula y el chileno Boric, ambos con programas activos de control sobre los efectos de las decisiones trumpianas: “…tenemos claro que el aislacionismo y la lógica del sálvese quien pueda no es camino para desarrollarse y conseguir mayor bienestar. Puede ayudar en la popularidad de un mandatario, pero nadie en el mundo se va a salvar solo”.

Indesmentible, es el King Kong rubio quien ha mostrado habilidad de experimentado negociador ventajoso para mantenerla a raya. Le prodiga halagos, la llama “dura”, “mujer fantástica”, “mujer maravillosa”, pero no levanta un milímetro el pie de sus presiones: aranceles, narcotráfico, migración y asuntos menores. 

En la reciente plática telefónica -escuetamente informada- le planteó nuevas y severas exigencias, por ello la rispidez en las recientes alusiones de Sheinbaum al vecino. 

La ha obligado a ajustar sus políticas según los intereses de Washington, al abandonar silenciosamente los “abrazos”, endurecer hasta lo violatorio barreras a la migración en las fronteras sur y norte, al tiempo de orillarla a ceder y/o invertir en otros intereses, como las demandas de agua para Texas y California, que México había soslayado. Y amenaza con cerrar frontera al tomate, al aguacate, al atún, a la carne.

Sucede lo mismo en otros asuntos del ámbito interno.

A diferencia de las homilías de López Obrador, en que fijaba el rumbo del día, golpeaba opositores y hasta demeritaba la investidura con chascarrillos y nacadas, Sheinbaum amanece en el paredón, en defensa ante herencias, puntadas y abusos que la acosan.

Lo mismo debe responder a las denuncias, cuestionamientos y verdades adversas para el gobierno que difunden las redes y los pocos medios fuera de su control, que enfrentar los desmentidos propinados por doña realidad a la manipulación informativa de su equipo.

La pasada semana, por ejemplo, festinaron supuestos logros en seguridad y horas después fueron derrumbados por el reporte del INEGI que marcó un crecimiento en el temor poblacional y, el mismo día, enfrentamientos en Michoacán, Guanajuato y Jalisco.

Masacres diarias en bares, restaurantes, calles, el drama sostenido de los desaparecidos y los asesinatos de buscadoras, demuestran que la violencia sigue desatada.

Se desmienten a sí mismos al procesar una ley para permitir portar armas a empleados del gobierno, de sus empresas y gente del campo sujeta a agresiones y extorsiones.

Esa realidad adversa, que se refleja en medios electrónicos y redes, es lo que innegablemente está tras la que seguramente y sin cambios relevantes será la nueva Ley de Telecomunicaciones.

No hay intención de censura justificó la mandataria y pidió a sus legisladores -que miran más a Palenque que a Palacio- reformar lo que ella envió. ¿Por si pasaba fast track?

Para concentrar aún más el poder, a la desaparición de instituciones de control por las que abogaron en el pasado, ahora concretan parte de lo que Orwell imaginó literariamente en su libro 1984, un Big Brother vigilando y reprimiendo incluso comunicación interpersonal. 

Ciertamente no vamos bien. Por el contrario, en economía, en seguridad, salud, justicia, educación, democracia, corrupción, los hechos derrumban la propaganda y prueban que vamos de mal en peor.






OPINION

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Tantos miles de muertes para finalmente descubrir que la causa de la inseguridad son los corridos tumbados, no la indolencia y complicidad con la delincuencia…

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