Opinión
Sábado 05 de Octubre del 2024 08:15 hrs

Más ayuda el que no estorba o “E” menos 25


Se acerca el 2024 y, como se veía venir, el Presidente sigue radicalizándose. 

A la mitad de las precampañas, profundamente sumergidos en la competencia política que comenzó hace más de dos años, no cabe duda de que el oficialismo tiene una estrategia electoral trazada y echada a andar. 

El 2006 y 2012 enseñaron que no es suficiente vociferar contra los excesos, reales o imaginarios, de gobiernos y gobernantes. Fue necesario, también, moderarse; ocupar un centro ideológico y rodearse de personajes intelectuales, técnicos y reconocidos demócratas, para alcanzar el triunfo. 

Ahora, desde el gobierno, López Obrador, pone en práctica lo aprendido, encontrando que, en esta posición, su radicalización y la apertura de espacios para su candidata son una cosa y la misma. Al moverse hacia el extremo que, sin duda, puede llamarse autoritario, le deja libre el camino a Sheinbaum quien se presenta como una opción deseable frente a las locuras del emperador

En el proceso se ha lastimado severamente a las instituciones que representan y defienden los derechos de la gente, contrapesos del poder ejecutivo, en las que se sustenta la libertad y la democracia. El INE, la CNDH, el INAI, el TEPJF, el IFETEL, la CRE, la SCJN y el Poder Judicial en general, entre otros. 

Aun con la evidencia palpable del destrozo, se nota el esfuerzo que hacen muchos comunicadores y líderes de opinión en mantenerse equilibrados, no atender las voces que claman emergencia y evitar caer en el juego de la polarización. Los mismos partidos de oposición se refrenan y moderan al no encontrar legitimidad para atacar.   

Mientras tanto la sociedad nos preguntamos, ante la polarización y activismo de un Presidente que no parece tener bozal ni correa, que todos los días reta, en palabra, obra y omisión, a la democracia ¿No amerita ya, que la oposición, formal y ciudadana, nos radicalicemos? ¿No es una posición moderada hacerle al Tío Lolo (que se hace… solo)? ¿En qué punto es demasiado tarde para poder regresar a un cauce normal de las libertades y del desarrollo?

Algunas respuestas las podemos encontrar en quienes han tomado, desde foros públicos, posiciones más radicales. Uno de ellos, escándalo reciente, digno de análisis, en la portada de la revista Siempre. Su directora, Beatriz Pages, ha sido, junto con otros activistas públicos y personajes de la comunicación vociferantes críticos de la Cuarta Transformación. 

A grito de ¡No permitamos que gane! en la portada de Siempre, aparece #esClaudia con banda decorada de esvásticas a la cabeza. Sin importar la razón que le podamos conceder a la editorial que escribe, origen de la portada (con la cual coincido y lo expreso en los párrafos anteriores), la imagen es un grave error de la oposición, que no suma y confunde más de lo que convence. 

El uso de la esvástica se ha trivializado; poco se conoce de su origen y la razón por la que fue usada por Hitler. Para el pueblo Judío, la esvástica tiene un significado especialmente profundo, que se enlaza con una historia de éxodos, expulsiones y persecuciones. Al presentarlo de forma irreflexiva le roba reflectores a lo que Pages quiso comunicar, resultando un llamado estéril que no apela a quien busca activar y aliena a los aliados. 

Muestra de ello en el comunicado a la opinión pública por un “grupo plural” donde, la presencia de algunos nombres que lo suscriben, fuertes críticos del actual gobierno, de su adelantada acción electoral y el ataque frontal a las instituciones, se confunden con decenas de otros nombres, comparsas, promotores o, cuando menos, tolerantes a la radicalización que proviene del oficialismo. Nada de nada para el ciudadano, quien debe de votar y defender la democracia. 

Nos guste o no, enfrentamos un punto nodal en la historia de México; nada ajeno a lo que se mira alrededor del orbe. Ante este escenario, la radicalización es inevitable. El ejemplo de Siempre nos deja ver que no siempre, los que tienen el foro, son los que lo deberían de tener. 

Si alguna ventaja tiene el oficialismo es el que puede confiar en dos realidades de la sabiduría popular: Más ayuda el que no estorba y, no hay nada más peligroso que un… tonto con iniciativa. 






OPINION

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