Opinión
Lunes 12 de Agosto del 2024 09:24 hrs

¡AL HUESO!

Los NO de AHMSA


AHMSA entra a la etapa final de su historia, la quiebra, en un entorno de engaños sostenidos, rapiña de sus nuevos mandos y oscuras maniobras que culminan la obra perversa de López Obrador. Una suma de negativos, principalmente industriales, develan la inviabilidad de los cantos de sirena que dibujan esperanzas sin sustento.

“Los hechos son verdades obstinadas; las mentiras son maleables”. Mark Twain 

Argentem, grupo financiero encabezado por Daniel Chapman y que en teoría detenta la propiedad accionaria de la mayoría de Altos Hornos de México -en realidad los títulos están en un fideicomiso de garantía-, se ha obstinado irresponsablemente en sembrar falsas expectativas ante las autoridades, los trabajadores y la propia población.

Sin embargo, hay muchos NO que derrumban el concierto de falsedades de Chapman y sus pegostes. Para los medianamente enterados de la situación real de una empresa casi destruida, queda clara la magnitud del desastre industrial y social causado por el odio visceral de López Obrador. 

La primera gran mentira se evidenció desde inicios del presente año, cuando NO se concretó el muy difundido y solo supuesto interés chino por resucitar AHMSA, ni en papeles ni en metálico. NO hubo compromiso real y el propio Gobierno Federal ahuyentó cualquier interés, con una carga fiscal inventada de 3 mil millones de dólares.

Otra central, a pesar de sus declaraciones de preocupación, el Presidente NO ha hecho nada real por remediar lo que causó, partiendo por el cierre de una fuente de empleo directo para 22 mil familias, contando los trabajadores existentes antes del cierre de Minera Carbonífera Río Escondido, por la embestida de Manuel Bartlett.

NO ha hecho nada tampoco la futura mandataria, Claudia Sheinbaum. Su preocupación es solo retórica y termina como eco, repitiendo palabras y fingimientos del Presidente.

NO hay en este momento interés concreto de algún grupo de inversionistas o de empresa siderúrgica por reponer vida al cadáver industrial. Han realizado visitas de conocimiento y, como los chinos, terminan por desinteresarse ante la magnitud del esfuerzo financiero y técnico que representaría una reactivación. 

Algunos han mostrado interés por partes, ciertos equipos o minas de carbón, pero el conciliador ha adelantado que la primera intención es NO fragmentar la venta, porque pulverizaría lo poco que se espera recaudar para pagos a trabajadores y acreedores.

Al fracasar en su intento de conseguir inversionistas dentro del Concurso, Argentem perdió y jurídicamente NO es ya factor de decisión en el proceso que estará a cargo del síndico, sujeto a sus decisiones y las de la juez. La única opción de Chapman es que un eventual interesado -como Julio “regalado” Villarreal- lo suba a su oferta.

Solo Villacero mantiene aspiración por lo más operable de la acerera (horno eléctrico y unidades de laminación, para crear una mini acería), pero como la vez anterior, NO quieren pagar y para ello buscan torcer la ley y usar su deuda garantizada, lo que dejaría a la juez y al futuro síndico con un montón de fierros viejos e inoperables.

Ante el precario estado en que se encuentran las siderúrgicas, la visión industrial indica que NO resultaría adecuado invertir en rescatar algunos de los equipos, cuando ya presentan graves daños por vandalismo y/o desgaste por antigüedad. En dado caso, en general lo lógico sería un reemplazo por nuevas unidades, lo que eleva costos.

La repetida frase hueca de “una pronta reactivación” es otra gran mentira insistente de Argentem y sus pegostes. En el muy hipotético caso de que se intentara hacerlo, pasarían NO meses, sino años, en reparaciones. Para entenderlo, solo basta pensar en la odisea de reponer todo el cablerío eléctrico que -con involucramiento incluso de personal de la empresa y miembros de los cuerpos policiales- ha sido sustraído.

Hay además razones técnicas y de procedimiento que lo desmienten. NO será corto el lapso para valuar los activos y eventualmente concretar la subasta que, como primera opción, delinean las autoridades a cargo de operar la quiebra. Peor si surgen demandas.

En el mejor de los casos, culminada esa labor -cuando menos es previsible un año-, técnicamente solo sería posible comenzar una modesta producción a través del horno eléctrico y, muy probable, NO volvería AHMSA a operar como siderúrgica integrada.

El Alto Horno 5, mayor del país, está embancado y rescatarlo obligaría a una tarea titánica; el Alto Horno 6 reclama menor preparación, pero NO tendrían suministros propios. La mina de fierro de Hércules está inundada con todos los equipos dentro y también diezmada por robos. Conchas Sur, la mina de carbón metalúrgico que operaba MIMOSA, está menos dañada, pero NO hay capacidad de coquización para procesar el carbón. Instalar una nueva planta requiere mínimo 300 millones de dólares y más de un año de planeación y construcción, sin contar la capacitación de operadores para ponerla a punto. Como opción, importar los insumos NO resultaría rápido ni financieramente viable.

Se ha perdido la sinergia de equipos humanos experimentados y conocedores de las particularidades de la maquinaria y de los procesos. NO sería fácil reintegrar mandos, técnicos y operarios, muchos de los cuales se encuentran en distintas industrias, retirados o han emigrado urgidos y decepcionados a otras zonas. Recuperar las dinámicas de producción con nuevo personal requeriría mucho tiempo de capacitación y ajustes.

Sería complejo igualmente reponer la identidad del personal con una nueva cadena de autoridad. La crisis y las mentiras, es evidente, han derrumbado la disciplina. NO la puede haber cuando es de conocimiento general la actitud inmoral de los dos nuevos mandos designados por Argentem, que retrasan y regatean pagos al poco personal que sigue laborando en mantenimiento o administración, mientras camino a su salida han acelerado la venta de bienes para beneficio propio, con millonarios pagos en dólares por salarios y “bonos de rendimiento”. 

Apurados, con obvio conocimiento de Chapman, pasan el rastrillo por los restos para llevarse el máximo posible antes de que el síndicoal tomar la administración, diga ya NO.

NO es factor tampoco la abúlica representación obrera, desorientada e inmovilizada, que traga ruedas de molino con promesas sin sustento. NO tiene ningún ascendiente sólido sobre los agremiados, que asisten inermes a la tragedia en que son principales víctimas. 

Se desvaneció también la orgullosa identidad de la población con la empresa. NO habrá la ansiedad social de un trabajo seguro y de largo plazo en AHMSA. De lograrse un rescate, la plantilla laboral sería reducida y, en cualquier caso, las nuevas condiciones distarían de la remuneración y los beneficios logrados en más de ocho décadas, tanto para obreros sindicalizados como para empleados. Desaparecieron las liquidaciones que al término de la vida laboral representaban justa retribución por años de entrega y esfuerzo.

Hipotéticamente, de nuevo, y pensando en positivo, si jueza y síndico lograran una buena venta, los trabajadores -acreedores prioritarios de acuerdo con la Constitución- NO recibirán una liquidación siquiera cercana a lo que marcaban sus desaparecidos derechos.

Según lo marcado por la Ley Federal del Trabajo y suponiendo un salario general promedio de 20 mil pesos, por ejemplo, un operario con 20 años de servicio -si bien le va-, podría recibir como máximo una liquidación de 60 mil pesos por 3 meses, más 12 días por año, con un tope de dos mínimos, es decir al valor actual 6 mil pesos por año, para sumar entre ambos conceptos 180 mil pesos. NO serán los niveles que acreditaban los contratos colectivos de trabajo o las prestaciones para empleados. Con antigüedad menor a 15 años, NO podrán aspirar a más de los tres meses, 60 mil pesos.

Peor para los acreedores no garantizados y generales, porque cualquiera sea el resultado eventualmente exitoso de la subasta, NO recibirán nada. 

Son muchos NO, fríos, que por sobre la esperanza de un milagro, permiten poner la descarnada realidad sobre la mesa, para tener una visión de la magnitud del daño económico y social causado por López Obrador. La insistencia en mentir con opciones ilusorias, en definitiva no aporta y solamente lleva a acrecentar decepción y carga emocional.






OPINION

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