Opinión
Sábado 05 de Octubre del 2024 08:15 hrs

Lo Hizo de Nuevo o “E” menos 17


Sobra decir que el 5 de febrero, en el Recinto Parlamentario de Palacio Nacional, comenzó la campaña electoral de 2024, el Presidente dio motivo, guion y llamó a la acción

Quienes tienen la oportunidad de ser fluidos en dos o más idiomas saben que existen palabras que no tienen una traducción directa de un idioma a otro. En ocasiones, ante una situación que se intenta describir, la palabra que viene a la mente es en un idioma diferente del que se está hablando en el momento. 

La traducción directa de la palabra en ingles deceive es engañar, embaucar, engatusar. La que más se le acerca de estas tres es embaucar, que, de acuerdo con la RAE, significa; “Engañar o alucinar, prevaleciéndose de la inexperiencia o candor del embaucado”. 

La traducción, el significado y los de sus sinónimos, tanto en inglés como en español, no nos explican la connotación que deceive tiene. La palabra no alude a la inocencia o inexperiencia del engañado, tampoco hace referencia a un entramado construido malévolamente para consumar el engaño o a la maldad del embaucador. La palabra hace referencia a la forma de ser del que embauca, su naturaleza más íntima, algo de lo que no tiene conciencia por lo que, en su acción, en su engaño, no hay juicio de valor; el embaucador se posiciona más allá del bien y el mal. La palabra nos remite al camaleón, que toma el color de la superficie donde descansa, o a la mariposa, cuyas alas se confunden con hojas del árbol en el que se reproduce. 

Esta naturaleza hace al embaucador extremadamente efectivo: quienes sufren el engaño no se dan cuenta, sino ya muy tarde, cuando no hay remedio, de los costos de dejarse embaucar, mientras tanto le agradecen al deceiver el haber sido engañados. 

La presentación del paquete de reformas que lanzó el Presidente el lunes 5 de febrero fue eso, no un engaño, no un embuste o un embauque, un acto que solo se puede describir con la palabra deceive. 

De poco importa el texto de las reformas enviadas, la factibilidad jurídica, legislativa, económica o social que estas puedan tener, fue el discurso el dardo… ¿Cuál dardo? La bomba envenenada, un guion, la táctica que el general comunica a sus ejércitos para promulgar y difundir, el edicto con el que se le cierran los espacios a la disidencia, a la oposición. 

El discurso, la presentación, estuvo detalladamente organizada en tres momentos, la exposición de los motivos del demagogo y los sentimientos que justifican la intención, las reformas como agujas enterrándose en nervios sensibles, y el cierre, reforzando el mensaje y llamando a la acción. Los 20 puntos centrales, las reformas, extensas en el abanico de “buenas” intenciones, pero específicas en el veneno que cada una inyecta. Entre todas se construye la utopía que pretenden vender. Utopía que, si a evidencias nos remitimos, son incapaces de construir. 

Al tiempo que terminaba el mensaje del Presidente, comenzaba a circular un documento oficial, el manual de bolsillo, la “Síntesis de la exposición de iniciativas”, igual de dogmático, lo suficientemente compacto como para que cada Servidor de la Nación, cada brigada de Morena, se lo aprenda de memoria, lo cargue cerca del corazón y lo recite en cada calle y cada casa, como si fueran palabras de un moderno evangelista revolucionario.  

La amazona de la 4T entregaba los textos al Congreso; más de 1130 fojas de exposiciones de motivos, decretos y transitorios que, concediendo que los legisladores saben leer y medio-entienden los temas, tomaría años el analizar, socializar y debatir para lograr su aprobación de acuerdo a ley. Esta bomba de humo es para los opinólogos, académicos y líderes de opinión, el distractor que los entretendrá debatiendo y justificando a favor o en contra, como sea el caso. 

Sobra decir que el 5 de febrero, en el Recinto Parlamentario de Palacio Nacional, comenzó la campaña electoral de 2024, el Presidente dio motivo, guion y llamó a la acción.

Así, lo hizo de nuevo, le subió la vara a la oposición que, como destanteado boxeador, hace todo lo posible por mantenerse en píe. Tristemente, para México y los mexicanos la oposición, aquellos en que los que nos llaman a confiar, Marko, Alito, Zambrano, Romero, Moreira y otros tantos más, aun siguen en la rapiña. 

Salvar a México del engaño y el embacuador, deceivement, sigue, ahora más que nunca, en manos de los ciudadanos. 






OPINION

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