Opinión
Jueves 26 de Diciembre del 2024 22:15 hrs

A Quemarropa

La Trampa de los Derechos Humanos


El mundo va en la cuarta generación de derechos humanos y los mismos estudiosos establecen que uno de sus desafíos es la falta de claridad en cuanto sus límites y responsabilidades

            Las leyes tienen como finalidad el mantenimiento del orden y la armonía social para una vida en comunidad, mediante el establecimiento de  normas de cumplimiento obligatorio.

            En un estado de derecho, al que aspira toda sociedad, todos cumplimos con lo establecido en la ley, pues no se trata de un asunto de gustos o preferencias, te guste o no tienes que cumplir la ley, es una obligación y para quien no la cumpla existen sanciones de diferente índole.

            Incluso el desconocimiento de la ley no te exime de cumplirla, ni de las sanciones respectivas.

            Es importante destacar que todas las leyes y reglamentos contienen como principio un glosario de términos, esto es, se definen perfectamente cada uno de los términos utilizados en el mismo para que no se presten a interpretaciones personales, sino que quienes lo firmen tengan claro el espíritu de la ley y a quienes aplique no puedan buscar resquicios para evadirla. 

            Pensemos pues en un contrato bancario, en el que se establece la tasa de interés con claridad, o un contrato de arrendamiento, en el que ambas partes convienen en el pago de una renta determinada. ¿Qué sucedería si dicha cantidad pudiera ser libremente modificada por una de las partes? Sería el caos.

            Eso sucede cuando en su desesperación alguien firma un pagaré en blanco, sin fecha, sin monto, sin tasa de interés, queda en estado de indefensión.

            Eso mismo sucedió a nuestra constitución política mexicana, cuando pasó de las garantías individuales a los derechos humanos.

            Porque resulta que estamos obligados a cumplir una serie de derechos “progresivos” que no los establecen los mexicanos, sino que son modificados desde el extranjero. A nivel mundial surgen “nuevos” derechos humanos y automáticamente los mexicanos estamos obligados a incorporarlos a nuestras legislaciones y a darles cumplimiento.

            Eso es una soberana estupidez.

            El mundo va en la cuarta generación de derechos humanos y los mismos estudiosos establecen que uno de sus desafíos es la falta de claridad en cuanto sus límites y responsabilidades, ¿Sabe usted lo que eso significa? ¿Lo que está provocando en las instituciones y en la sociedad?

            Los mexicanos y los países del mundo hemos cambiado nuestra libertad por espejitos.

            El verdadero progreso no se encuentra en impulsar nuevos y mayores derechos humanos, basados cada vez más en caprichos y percepciones, sino en reestablecer en nuestra constitución las garantías individuales que nos permitieron vivir en paz, con armonía y progreso durante muchas generaciones. 






OPINION

Fuenteovejuna

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