Pantalla
La trágica historia de la familia Gucci
Así es como nos cuenta La Casa Gucci, la historia del ascenso y caída de la familia Gucci hasta quedar fuera de la marca y heredar solo su apellido como señal de alta moda y lujo.
“(Gucci) Era un apellido que sonaba muy dulce, muy seductor. Era sinónimo de riqueza, estilo, poder. Te asomabas por sus escaparates anhelando un día poder comprar algo que no fuera lo más barato. ¡Sorpresa! No podrás. Pero el apellido también era una maldición. Perteneció a una familia toscana. No pelearon por las tierras o la corona, pelearon por sus propias pieles”.
Con ese texto en voz en off de una mujer inicia la película La Casa Gucci que cuenta la trágica historia que vivió la familia Gucci, propietaria original de la emblemática marca de lujo italiana. La cinta inicia en Milán, Italia en 1978 cuando Patrizia Reggiani, joven que por casualidad conoce a Maurizio Gucci, hijo de Rodolfo Gucci, uno de los dos accionistas principales de la empresa.
Patrizia, de una posición socioeconómica más baja, resulta ser una mujer bastante interesada y muy ambiciosa que inmediatamente después de identificar a Maurizio con el famoso apellido Gucci, hace todo lo posible para conquistarlo y envolverlo para que se case con ella, objetivo que alcanza con la molestia y sin el visto bueno del padre de él.
La primera imagen que se nos presenta de Maurizio es la de un hombre con personalidad, pero sin mucho carácter y poca ambición para convertirse en el heredero de la casa Gucci, pues prefiere vivir en su zona de confort y que su padre y su tío Aldo manejen la empresa; sin embargo, Patrizia se encarga de manipularlo y poco a poco envolverlo en intrigas familiares, primero con su tío, luego con su primo Aldo y finalmente con su padre para que se convierta el hombre que maneje los destinos de la Casa Gucci, y por supuesto con ella (Patrizia) detrás de él intentando manejarlo a su antojo.
Con sus argucias de intriga, Patrizia logró que Maurizio tomara las riendas de Gucci y a la vez que su primo Aldo Gucci vendiera sus acciones a unos inversionistas árabes, mientras que Maurizio conservaba el 50 por ciento de la empresa; sin embargo dejó a su esposa e inició una nueva relación con una antigua amiga. La pareja llevaba una vida de lujos y pronto esos inversionistas no toleraron las extravagancias de Maurizio que costaban una fortuna a la empresa y se vio obligado a vender.
Patrizia, al enterarse que su exmarido se iba a casar, contrató a un asesino profesional para que matara a Maurizio, hecho consumado el 27 de marzo de 1995. Patrizia fue descubierta dos años después, enjuiciada y sentenciada a 29 años de prisión.
Así es como nos cuenta La Casa Gucci, la historia del ascenso y caída de la familia Gucci hasta quedar fuera de la marca y heredar solo su apellido como señal de alta moda y lujo.
La película partió del libro que escribió Sara Gay Forden y que en su portada se resume acertadamente “Una historia real de asesinato, locura, glamur y codicia”, yo solo le agregaría que es también una historia de odio y amor que fue llevada a la pantalla por el director inglés Ridley Scott que ha dado y ha obras maestras del cine -muchas de ellas entre mis favoritas de siempre- como Los Duelistas (1977), Alien, el octavo pasajero (1979), Blade Runner (1982), Thelma & Louise (1991) y Gladiador (2000), pero que siento en lo personal que en La Casa Gucci está un poco fuera de tono con un resultado no totalmente redondo. Primero me sorprende que todos los personajes están interpretados por actores estadounidenses e ingleses, pero que por alguna razón que desconozco los hicieron hablar inglés con acento italiano, algo que considero totalmente absurdo e innecesario aunque lo hayan hecho como un intento para dar cierta credibilidad al charm italiano la familia creadora de alta moda.
También me parece que en el tono que marcó el director a los actores, los personajes se perciban notablemente sobreactuados, particularmente Al Pacino como Aldo Gucci, Jared Leto como Paolo Gucci y Jeremy Irons como Rodolfo Gucci. Adam Driver es el más mesurado en su interpretación de Maurizio Gucci, mientras que considero que Lady Gaga si da en el tono correcto a su papel de Patrizia Reggiani que oscila entre la avaricia y la locura con el toque italiano adecuado. Salma Hayek tiene una participación pequeña pero importante en el contexto de la historia y cumple acertadamente.
La Casa Gucci termina con una leyenda que muestra el destino y condición actual de la firma Gucci en el mundo actual después de la tragedia que aborda la película: “En 1997, Patrizia Reggiani fue arrestada por el asesinato de Maurizio Gucci, así como Pina Auriemma, Benedetto Ceraulo y Ivano Savioni. Todos fueron declarados culpables. Patricia fue condenada a 29 años de prisión. Pina, a 25 años. Ivano, a 26 años. Benedetto recibió cadena perpetua. Aldo Gucci murió de cáncer de próstata en 1990. Aldo Gucci murió en la miseria en Londres en 1995. En 1995, Gucci cotizó en la bolsa. Bajo el liderazgo de Domenico de Sole y Tom Ford en los 90, y Marco Bizzarri y Alessandro Michele ahora Gucci es una historia de éxito en el mundo de la moda y una de las marcas más rentables del mundo, con un valor estimado de $60 mil millones de dólares. Actualmente no hay miembros de la familia Gucci en Gucci”, todo esto con la canción de fondo -qué suena bastante bien- de Baby Can I Hold You Tonight?, con las voces de Tracy Chapman y Luciano Pavarotti, con la Orchestra Sinfonica Italiano y José Molina.
La Casa Gucci (2021) es una película buena y entretenida, y está disponible en Prime Video de Amazon.