Opinión
Viernes 25 de Abril del 2025 17:02 hrs

Pantalla

La serie Black Mirror vuelve a sorprender


Brooker satiriza todo lo que puede, incluso sobre Netflix que es la plataforma donde se pasan las seis temporadas de Black Mirror al presentar Streamberry como una imagen espejo y réplica de Netflix.

Joan es horrible y Loch Henry son los dos primeros capítulos que he visto de la sexta temporada de la serie Black Mirror recién estrenada en Netflix, y son suficientes para saber que empieza bien y va por buen camino con historias interesantes, inteligentes y que atrapan al espectador. Además, como es habitual en la serie, las historias de cada capítulo no tienen relación, por lo que se pueden ver por separado.

Charlie Brooker, creador y guionista de Black Mirror, vuelve a sorprender a los seguidores de la serie que inició su primera temporada en 2011 y que ha tenido gran éxito alrededor del mundo. En esta nueva temporada inicia con el título de Joan es horrible con la historia de una déspota ejecutiva (Joan) de una empresa de tecnología estilo Google o Microsoft que por decir lo menos, ve como le roban su vida para convertirla en una serie de una plataforma de streaming llamada Streamberry.

La serie de ficción que se titula Joan es horrible transcurre prácticamente en tiempo real gracias a la Inteligencia Artificial usando una mega computadora cuántica que recrea la vida diaria de Joan. La primera desgracia que le sucede a Joan en la vida y no es spoiler, es que la despiden de su trabajo por su comportamiento laboral desenmascarado en la serie en que Joan es interpretada por una actriz que tiene el rostro de Salma Hayek, con imágenes también manipuladas con inteligencia artificial.

Brooker satiriza todo lo que puede, incluso sobre Netflix que es la plataforma donde se pasan las seis temporadas de Black Mirror al presentar Streamberry como una imagen espejo y réplica de Netflix.

Si bien el capítulo de Joan es horrible inicia como algo “serio y formal” en tono dramático, pronto se convierte en una comedia que toma prestado hasta de Franz Kafka para mostrar los peligros de la tecnología a los que todos estamos cada vez más expuestos, y no de la tecnología en sí misma sino en todo lo que ésta conlleva, desde lo más simple como es el aceptar sin leer los “términos y condiciones” de cuanta plataforma, red social o aplicación usamos día a día en la actualidad. La protagonista Joan bien lo resume al referirse a la serie basada en su vida: “Tomaron mi vida y la convirtieron en un puto drama computarizado”... y todo por no leer las letras “chiquitas” de los términos y condiciones.

La comedia se vuelve cada vez más absurda, alocada y hasta escatológica con situaciones en ocasiones bastante grotescas. Sin embargo, es una realidad que cada vez más estamos expuestos a la intromisión -por nosotros lo  permitimos- de las redes sociales y las aplicaciones en nuestra vida pública y privada. Compartimos tanta información que se convierte del dominio público que nos deja muy expuestos. Lo mismo que le sucede a Joan, también le pasa a Salma Hayek, quien tampoco leyó bien su contrato.

Joan es horrible dura poco menos de una hora pero bien vale pena verla, solo hay que darle un poco de tiempo al inicio -12 o 13 minutos diría yo- para que la historia tome forma y tenga muchos giros argumentales inesperados, y como mencione, para pasar del drama a la comedia y finalmente es una comedia dramática con un final no “tan trágico” a pesar de los daños causados a las protagonistas.

En cambio, el segundo capítulo de la serie titulado Loch Henry no tiene nada que ver con la tecnología y sus peligros, es simplemente una historia de crimen y suspenso, en el estilo de True Crime (Crimen verdadero), como acostumbran nombrar al género que tanto éxito tiene actualmente. Cuenta la historia de una joven pareja interracial, David, escosés, y Pia, norteamericana, que viajan al pueblo natal de él con la intención de hacer un documental en un lugar cercano sobre un productor de huevos de gallina, pues son estudiantes de cine.

Llegan de visita a casa de la mamá de David que se muestra un tanto recelosa por la acompañante de su hijo, y luego dan una visita al pueblo donde la joven Pia se percata de que luce abandonado con un sinnúmero de locales comerciales en renta, incluido el Pub local propiedad de Stuart, amigo de la infancia de David. Es en ese bar sin clientes en el que Pia se entera de que años atrás el pueblo era próspero y con muchos atractivos turísticos para los visitantes; sin embargo, ocurrió una tragedia que cambiaría que cambiaría al animado poblado en un pueblo fantasma y satanizado.

Atraída por la morbosidad de la historia, Pia convence a David y apoyada por Stuart para que mejor realicen un documental sobre la misteriosa tragedia del pueblo. Poco convencido porque su padre murió como consecuencia de esa situación, cede ante la presión e inician el rodaje del documental.

Si han leído hasta este punto la reseña del capítulo Loch Henry de Black Mirror habrán notado que he dado muy poca información sobre la trama, y eso ha sido voluntario porque la historia tiene varios giros argumentales sorpresivos que mantienen en suspenso al espectador y si doy algunas pistas, les echaría a perder la experiencia de disfrutar, tal vez un poco aterrorizados, el capítulo. Bien vale la pena darle un vistazo a esa comedia un tanto oscura.

Debo decir que normalmente no leo críticas ni reseñas de las películas o series sobre las que escribo, pero en esta ocasión sí lo hice, y la crítica coincide en que el capítulo de Loch Henry es el mejor de la sexta temporada de Black Mirror. Aún me falta por ver tres capítulos y ya comentaré en fecha posterior si coincido con esa aseveración. Por lo pronto los invito a ver la serie que está disponible en Netflix.






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