¡AL HUESO!
Fue como era, es y será
Sí, los hechos lo hacían desde el inicio previsible… Como hoy nos hacen ver un no mejor futuro con una sucesora sumisa y acorralada, que no ha sido capaz de capitalizar para sí el enorme apoyo electoral y lo ha dilapidado hasta despersonalizarse.
Demócrito: Preocupante no es que López Obrador imponga reiteradamente su voluntad a Claudia Sheinbaum, sino que la desde mañana Presidenta lo permita.
En estos días finales de un sexenio que quedará registrado en la historia por sus engaños y fracasos, que nos llevó al drama diario de aceptar la voluntad inapelable de un caudillo que sepultó la democracia y violó descaradamente la legalidad, hay quienes externan decepción o sorpresa por el país que entrega López Obrador.
Una sociedad polarizada por el diario rencor desde el poder, un país sumido en la tolerada e impune violencia criminal, mayormente endeudado, con negativa imagen internacional, la economía en retroceso y la corrupción ampliada y descarada, sin una oposición formal digna y eficiente, representa una herencia malsana y altamente desafiante.
Es el debilitado México actual, legado de un Presidente hoy mismo saliente, que sembró altas expectativas con promesas y compromisos en campaña, las que repitió desde la tribuna matinal hasta el cansancio y las que en casi totalidad incumplió o traicionó con sus acciones de gobierno.
No hay sorpresa, estaba anunciado y era esperable.
En este mismo espacio, dos entregas en los inicios del mandato.
28 de enero de 2019:
En charla privada, durante una estadía en Ciudad de México, le preguntaron al eminente politólogo latinoamericano su visión sobre la situación de nuestro país a partir de las elecciones del pasado año.
Dijo que lo veía convulsionado, con el escenario político peligrosamente desarticulado, los partidos de oposición pulverizados, sin propuestas, con una sociedad desorientada y pasmada ante decisiones gubernamentales que desde fuera no se entienden y se observan con alta preocupación.
Preocupación, precisó, sobre todo porque México ha sido un actor preponderante en nuestro continente, así como un factor de estabilidad y contrapeso, con relaciones internacionales activas y propositivas, lo que hoy no se vislumbra.
En lo interno, agregó, cuando la mayoría del mundo busca salidas conjugando el futuro, aquí se impone en estos días una linea central de pensamiento con visión en un pasado largamente superado.
¿Ve a Lopez Obrador como un Fidel o un Maduro?, le cuestionaron.
Sorprendido por la pregunta dudó un instante y respondió: Ni uno ni otro.
“Maduro -externó- es un títere sin personalidad política propia; Fidel, para bien o para mal, fue un pensador político con visión de estado y un excepcional jugador en el ajedrez internacional; Lopez Obrador tiene ideas propias, pero no es un estadista”.
Centró su idea: “Yo lo veo más como un Juan Domingo Perón de los años 50 del siglo pasado: mesiánico, populista y autoritario. Revisen la historia de esa época en Argentina y se van a sorprender”.
25 de febrero de 2019
Desde los primeros días del nuevo gobierno, la mayoría de los cambios y decisiones que instruye el Presidente de la República en el ámbito social no se entienden en su objetivo final, porque como las califican popularmente parecen simples ocurrencias o “puntadas”.
Así ha sucedido con decisiones aparentemente incuestionables, como la pensión universal para mayores, los recursos destinados a los ninis. También con otras de polémica, como la cancelación del financiamiento a las estancias infantiles y su reemplazo por una aportación menor y directa a los padres.
La confusión se abona por la ausencia, hasta el momento, de un Plan Nacional de Desarrollo que nos diga clara y exactamente hacia donde se quiere llevar al país y a nosotros con él.
Empero, al paso de los días va quedando nítido que si bien no hay definición precisa en la ruta de desarrollo económico y social, si existe tras bambalinas un preciso derrotero político.
De una parte y en sentido inverso a nuestro tardío desarrollo institucional, día a día se empuja hacia una creciente concentración unipersonal del poder.
Basta revisar contenido y sentido de las conferencias matinales del Presidente para constatar que sin descanso se demerita a los organismos autónomos de contrapeso, incluso los de carácter eminentemente técnico.
Si es necesario, se acusa sin pruebas o se recurre a intimidar con la amenaza del poder del Estado para iniciar investigaciones personales.
En paralelo, se propone a obedientes y comprometidos seguidores -no pocas veces de evidente incapacidad- para aprovechar vacantes, las del Poder Judicial incluidas.
Esa es una arista, porque la pinza se cierra con la invención de programas y fórmulas para la entrega directa de recursos como ningún gobierno anterior lo había intentado, pero con los cuales se va conformando una multifacética base de apoyo político, con la característica adicional de que responde a una sola voluntad.
Efectivamente, México no es Venezuela, pero así comenzó en la tierra de Bolivar y cada día nos vamos pareciendo más.
Lo sintetizó un académico venezolano: “las migajas que reciben hoy vienen de un pan que les faltará mañana, el de la libertad, la seguridad y la dignidad”.
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Sí, los hechos lo hacían desde el inicio previsible.
Como hoy nos hacen ver un no mejor futuro con una sucesora sumisa y acorralada, que no ha sido capaz de capitalizar para sí el enorme apoyo electoral y lo ha dilapidado hasta despersonalizarse.
No es ella, es la continuación de él. Hasta ahora.