Mexico
Domingo 24 de Noviembre del 2024 02:54 hrs

Es la anemia un problema prevalente en mujeres mexicanas


Este problema se debe en mayor medida a la inseguridad alimentaria, dietas de mala calidad nutricional, absorción insuficiente de nutrimentos y algunas infecciones; la causa nutricional más importante es la deficiencia de hierro.

Ciudad de México.- La nutrición desempeña un papel central en la prevención y manejo de la anemia, constituyendo un componente esencial para el adecuado funcionamiento del organismo. En este sentido, es fundamental destacar la imperativa necesidad de asegurar la ingesta diaria de nutrientes esenciales para el mantenimiento, actividad y salud del cuerpo, especialmente en un entorno donde la anemia afecta de manera significativa a las mujeres en México. 

La anemia se presenta como un desafío de salud pública de gran relevancia en el panorama mexicano, subrayando la importancia de elevar la conciencia acerca de este problema y su estrecha relación con la nutrición.

La adopción de elecciones informadas respecto a la alimentación y dieta no sólo impacta positivamente en la prevención de la anemia, sino que también contribuye al fomento de una cultura nutricional saludable a nivel comunitario. 

Obviar estrategias que promuevan el acceso equitativo a alimentos nutritivos y de alta calidad ha resultado en un ascenso importante en los casos de anemia en México, lo que arrastra una serie importante de factores de riesgo, especialmente en los casos de mujeres embarazadas.

Entre 2012 y 2018, los casos de anemia en mujeres en edad reproductiva (12 a 49 años) aumentaron de un 11.6 a un 17.5 por ciento, mientras que la prevalencia en mujeres embarazadas prácticamente se duplicó, pasando del 18 al 35 por ciento. 

Como suele ser el caso, las mujeres de menores recursos o que tienen poco acceso a información relacionada con su salud, son las más afectadas. Se estima que 4 de cada 10 mujeres embarazadas en comunidades rurales padece anemia.

La anemia puede deberse a varios factores. Los más comunes son la inseguridad alimentaria, dietas de mala calidad nutricional, una absorción insuficiente de nutrimentos y algunas infecciones. 

La causa nutricional más importante es la deficiencia de hierro, aunque también la poca presencia de folato, vitamina B12 y vitamina A. El hijo o hija de una mujer con anemia tiene mayores probabilidades de ver afectado su desarrollo y aprendizaje. Además, la madre está más expuesta a adquirir morbilidades que ponen en peligro su salud.

De acuerdo a Mónica Ancira, investigadora del Departamento de Salud de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México, para atender este tema se recomienda implementar una estrategia que incorpore la administración de suplementos de hierro y ácido fólico en el sistema de salud público, especialmente entre mujeres de 12 a 49 años y como parte de campañas nacionales de salud reproductiva.

Para volver más eficaces estas campañas es necesario el monitoreo constante de los casos de anemia en México. Se deben priorizar los entornos (casi siempre rurales) con una prevalencia de anemia del 20 por ciento o superior. 

“Si bien la anemia suele tratarse con aplicaciones diarias de hierro y ácido fólico, también se pueden aplicar regímenes intermitentes, es decir, una, dos o tres veces por semana en días no consecutivos, si esto asegura un mayor grado de cumplimiento del programa por parte de las pacientes”, comentó la doctora.

Estos cambios pequeños pero significativos pueden tener un impacto inmediato, pues se estima que el consumo de dichos suplementos disminuye los casos de anemia hasta en 66 por ciento, sin embargo, el éxito de cualquier estrategia pasa por atender el problema de forma integral, por lo que debe considerarse no sólo la distribución de los suplementos y el acceso efectivo de la población a ellos, sino también la capacitación del personal de salud en el tratamiento de la anemia, además de campañas de difusión de las medidas de prevención y atención.

La anemia es una enfermedad que, aunque silenciosa en muchos casos, provoca graves consecuencias en la vida de las mujeres embarazadas a nivel nacional. Es, además, un síntoma de la desigualdad sistemática de nuestro país. 

“Estas estrategias de sentido común representarían un costo relativamente bajo para el Estado, pero una enorme diferencia en la calidad de vida de muchas mujeres mexicanas. Se trata no sólo de un tema de salud pública, sino de dignidad alimentaria y personal en México”, concluyó.







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