En menos de seis meses habrá dos eclipses de Sol en México
- Por: Redacción --
- 09/10/2023 @ 17:06 --
- Centro
Será el 8 de abril de 2024 cuando percibiremos uno de estos fenómenos en México, será total y ocasionará que en Sinaloa, Durango y Coahuila la luz solar se esfume del todo y que, durante poco más de cuatro minutos, se haga de noche en pleno día.
Ciudad de México.- El primero será anular y ocurrirá el 14 de octubre de 2023 en Campeche y la península de Yucatán; el segundo será total y se observará el 8 de abril de 2024, en el norte del país.
Ciudad de México.- El 14 de octubre de 2023, aproximadamente a las 11:30 de la mañana, un eclipse anular hará que en Campeche y la península de Yucatán se forme un aro de fuego alrededor de la Luna y que el cielo se oscurezca.
Mientras que el 8 de abril de 2024 (cinco meses y 22 días después) tendremos otro en México, ahora total, que ocasionará que en Sinaloa, Durango y Coahuila la luz solar se esfume del todo y que, durante poco más de cuatro minutos, se haga de noche en pleno día.
Los griegos llamaban a este fenómeno ἔκλειψις o ‘desaparición’, y los mayas le decían pa’al k’in, o ‘Sol roto’. “Aunque los hemos estudiado desde tiempos antiguos, los eclipses nos maravillan hoy tal y como antes”, señala el doctor José Franco, del Instituto de Astronomía de la UNAM.
Lo que sucede —explica el profesor Franco— es que en el firmamento ambos parecen de tamaño idéntico. Esto se debe a que, aunque nuestro satélite posee un diámetro 400 veces menor al del astro, también está 400 veces más cerca.
Es como si colocáramos a lo lejos un balón de soccer, tomáramos una canica entre nuestro pulgar e índice y la acercáramos a nuestro ojo justo hasta el punto donde esta luce igual de grande que la pelota. A este delicado balance entre dimensión y percepción se le denomina diámetro angular y es lo que permite a la Luna ocultar al Sol, casi de manera exacta, al transitar frente a él.
“Sin embargo, la órbita lunar es una elipse elongada y no un círculo perfecto y eso hace que unas veces se encuentre más lejos y otras más cerca de la Tierra y, por lo mismo, si la Luna se cruza con el Sol cuando está en una posición distante su tamaño aparente será menor al del astro y casi lo tapará, mas no del todo, y dará la impresión de tener un halo luminoso por encima de su contorno: a esto se le llama eclipse anular. Por el contrario, si ella pasa por enfrente cuando está en una posición cercana, ocultará al disco solar de forma completa, el cielo se oscurecerá cual si fuese noche, habrá estrellas y tendremos uno total”.
El astrofísico Neil deGrasse Tyson alguna vez llamó a este fenómeno “un espectáculo cósmico que todos deberíamos experimentar al menos una vez en la vida”. De hecho, en una serie de tuits donde especulaba sobre aquello que nos perderíamos como humanidad de no haber una luna en los cielos, escribía:
“No tendríamos hombres lobo ni el álbum The Dark Side of the Moon, de Pink Floyd”, pero lo más grave —ponía en lo más alto de su listado— es que no sabríamos qué son los eclipses y desconoceríamos todas las emociones que son capaces de despertar.
Bajo la sombra de la Luna
Si viajáramos al espacio justo cuando la Luna se interpone entre el Sol y la Tierra no sólo observaríamos al satélite proyectar su sombra sobre una porción muy reducida del globo terráqueo, también —como el orbe gira— miraríamos a dicha silueta desplazarse hasta cubrir una zona muy alargada, cual si fuese un listón con diversos tonos de grises. A esa línea se le llama “camino de umbra y penumbra”, y es la oscuridad momentánea que el eclipse va generando a su paso.
Y si nos colocásemos al centro de esa franja, justo donde el gris es más intenso (zona de umbra) veríamos al fenómeno en plenitud. De ubicarnos en alguna de las regiones laterales y más claras de esa grisalla (área de penumbra) lo apreciaríamos de manera parcial.
“El eclipse anular del 14 de octubre próximo —el cual ocultará al Sol en 90.5 por ciento— iniciará su recorrido en el océano Pacífico, ingresará a Estados Unidos por Oregón y avanzará hasta salir por Texas. Cerca de las 10:45 horas entrará en México a la altura de Campeche, bajará por la selva hacia Calakmul y luego seguirá por parte de Quintana Roo y Belice. Dicho trayecto llegará a Centroamérica, continuará hasta Brasil y, finalmente, concluirá en el Atlántico”, detalla el profesor José Franco.
Para el astrofísico, entender qué hay detrás de esto nos permite saber más de la Tierra y sobre qué la hace única pues, aunque también se producen eclipses en otros planetas, lo que sucede en el nuestro no tiene igual. De hecho, hace poco más de un año (el 20 de abril de 2022) el rover Perseverance de la NASA grabó en Marte el paso de Fobos frente al Sol y el video muestra a una pequeña luna —con una silueta que, de tan irregular, recuerda más a una patata que a una esfera— flotando en medio del astro, sin siquiera cubrirlo en una tercera parte.
Los eclipses no son exclusivos de nuestro mundo, pero de haber un lugar privilegiado para apreciar tales fenómenos este sería la superficie terrestre, ello porque pese a que el Sistema Solar tiene 163 lunas orbitando a seis de sus planetas (ni Mercurio ni Venus tienen satélites), la nuestra es la única capaz de tapar, casi a la perfección, al disco solar.
El evento que atestiguaremos en México el 8 de abril de 2024 será un buen ejemplo de esto, ya que ese día la Luna ocultará por completo el espacio que ocupa el Sol en el cielo, como una pieza de rompecabezas que embona en el lugar preciso.
“En esta ocasión el eclipse será total e iniciará en el océano Pacífico; entrará a América por Mazatlán y de ahí subirá hacia Durango, Torreón, Cuatro Ciénegas y Monclova. Luego ingresará a Estados Unidos, seguirá hacia Canadá y saldrá por el sureste de ese país para finalmente extinguirse en el Atlántico”.
Que la fecha del evento caiga en lunes significa que, por una vez, la semana comenzará en martes, pues como señala el astrónomo Anthony Aveni: “Los eclipses son una señal de alto, una luz roja, un viaje a lo extraordinario y una invitación a replantearnos cómo vemos las cosas”.
A seis meses de distancia, el profesor Franco ignora dónde estará ese día, pero sí sabe que será en el norte de México, por donde pase el camino de umbra. “Lo más seguro es que estemos con la lente dando instrucciones sobre cómo observar este fenómeno de forma segura, aunque llegado el momento me daré un respiro para disfrutar la experiencia de ver cómo todo se oscurece y seré un espectador más”.