El País que nos Merecemos o “E” Menos 49

Hoy más que nunca, la presidencia, aun cuando importante, pasa a segundo plano, lo realmente importante es que vemos una nueva construcción en la política nacional.

Creo que hay suficientes razones para estar optimista. 

No demasiado; todavía existe un largo camino por recorrer para regresar a la normalidad, retomar el camino del desarrollo potencial de México, los mexicanos y todo lo que esto significa. 

Pero, hoy, como nunca en los últimos años, el maniqueísmo de López Obrador está condenado a la muerte. La constante batalla que libra entre buenos y malos, conmigo o contra mí, yo pueblo contra los corruptos elitistas, no va a sobrevivir a López Obrador y morirá con su presidencia. 

Contra todas las previsiones, los mexicanos estamos logrando ponernos de acuerdo en los puntos medios, la conciliación, el buscar las coincidencias y negociar el mayor bien para todos. Así lo están entendiendo los que deben representarnos. 

Llego el día que podemos creer que para el 2024 habrá dos opciones, la oficialista, emanada de las corcholatas del Presidente, de la cual Sheinbaum parece estar impuesta, y la opositora, bajo un Frente Amplio por México, que representa a la mayor parte de los mexicanos, que no queremos que siga Morena.

Movimiento Ciudadano, tratando de pararse en el centro, ofreciendo algo que no tiene, persignándose ante los abusos de unos y los vicios de otros, se ve, de repente, desnudo, timorato, hipócrita y entreguista, más conservador que los conservadores. 

Los riesgos para la alianza opositora: una mala selección del candidato, rencillas, divisiones y traiciones, y el desmembramiento hacia el abismo, son muy grandes, pero, contrario a lo esperado, el anuncio del lunes, la forma y el fondo, nos retornan el optimismo. 

Poco se conoce todavía, pero, por lo que se ve, el proceso de selección del “Responsable Nacional” es un proceso equilibrado. Ni fácil ni sencillo, todo lo contrario; aclara que, para poder participar es necesario contar con una organización, una estructura, apoyando e impulsando. No descarta que los partidos puedan tener ventajas por ser, eso, partidos, pero, también, abre y amplía la competencia. La carrera se vuelve por igual, tanto entre miembros de un mismo partido, como entre miembros de los diferentes partidos, como entre cualquiera que decida participar y que tenga el respaldo de alguna, sin limitantes, organización ciudadana o social. 

La contienda se transparenta ante árbitros ciudadanos, que deberán vigilar y dar fe que no hay gato encerrado y que cualquiera, el mejor, puede llegar. 

A nadie se le obliga ni se le regala nada. 

Los buenos, como Mauricio Vila, gobernador de Yucatán, se bajan por congruencia propia. Sin dar a especulaciones, en el momento adecuado, no titubeó. El entretener la idea por más tiempo hubiera lastimado su relación con el gobierno federal, que, puede ser muy criticable, pero es benéfica para sus gobernados. Ya tendrá tiempo, si así se le acomodan las cosas, para pelear algo más que la gobernatura, su edad le va a dar la oportunidad. Demuestra más valor sosegándose, que rompiendo los puentes que ha logrado construir. 

Otros, los lobos con piel de oveja, los que se presentan como inmaculados, mientras que, por conservar un poquito de poder, negarían hasta a su madre, tres veces si fuera necesario, tampoco se dejaron esperar. Podrá ser un orador enjundioso, crítico valeroso, abogado litigioso y un ego oneroso, Germán Martínez es, sobre todo, acomodaticio: como ésta no le acomodó, la criticó, la desvirtuó y, luego, luego, se bajó.

Faltan muchos detalles por conocer del proceso de pre elección. Pero, la diversidad de los que salen en la foto, la armonía y hermandad, la apertura y cordialidad, trascendió y superó la expectativa. El Frente Amplio por México, es una opción real frente al maniqueísmo propagandístico que Morena vocifera. Hoy más que nunca, la presidencia, aun cuando importante, pasa a segundo plano, lo realmente importante es que vemos una nueva construcción en la política nacional. 

Creo que hay razones para ser optimista, para creer que, la de López Obrador fue, como si la adolescencia fuera también para las naciones, solo una época de transición al país que nos merecemos ser.