Opinión
Lunes 19 de Agosto del 2024 08:14 hrs

¡AL HUESO!

El país de Claudia


La ratificación final de su triunfo marcó un hito en la historia política de México, pero copada hasta la invisibilidad por el Presidente, el hecho se mediatiza y la personalidad de Claudia Sheinbaum se va desdibujando, mientras sus palabras y posicionamientos desmoronan las ilusiones de un gobierno razonable y equilibrado.

“La sola acumulación de poder para hacer mayorías no da legitimidad”. Muñoz Ledo.

Como primera mexicana que ejercerá el Poder Ejecutivo Federal, la designación de Claudia Sheinbaum Pardo como Presidente Electa (ese es el término legal, Presidenta lo que correspondería) es en sí mismo un hecho histórico. Si resultará positivo, lo dirán el tiempo y los hechos, no los galimatías en sus palabras previas.

“El 2 de junio el pueblo de México también plasmó su voluntad para la composición del Congreso de la Unión y es clara la norma electoral en la asignación de los legisladores de mayoría y de representación proporcional.

“Estoy convencida que los titulares del Poder Judicial en materia electoral conocen a profundidad este tema porque así han actuado en pasadas elecciones y sabrán respetar también la Constitución, las leyes y la voluntad del pueblo”.

¿Qué quiso decir realmente Claudia Sheinbaum en su discurso tras haber recibido la constancia, una vez que el Tribunal Federal Electoral dio por concluido el proceso?

Si se interpretara de acuerdo con la Constitución, la futura mandataria habría abogado por respetar que, acatando el texto, a la coalición nucleada por MORENA le corresponde una representación parlamentaria equivalente al 54.7% de los votos obtenidos, más una sobrerrepresentación máxima del 8%, no disponer de 74% como pretenden. Obviamente no fue así, porque en la práctica aboga por lo contrario.

El confuso decir es un fiel reflejo de la navegación a medias aguas que Sheinbaum ha ejercido en su camino político, para eludir pronunciamientos sobre la suma de fracasos, abusos y conflictos que le heredará su mentor e ídolo. Si nos atenemos a su compromiso de construir “un segundo piso de la transformación”, ella los va a profundizar…

En las mismas palabras, se auto instituyó como representante preclara de las mujeres de México al declarar “no llego sola, llegamos todas”, expresión que seguramente causó algunos millones de muecas en mujeres que en sus dramas no se sienten precisamente representadas por ella.

Valga preguntar cuando levantó la voz, por ejemplo, ante las misóginas agresiones del Presidente a las mujeres o que acciones y compromisos reales asumió con las madres y familias buscadoras de los 50 mil desaparecidos oficialmente reconocidos en este sexenio.

Con todo, esos decires palidecen ante otras joyas, como su alusión a la reforma judicial:

“Justicia en el sentido amplio de la palabra significa justicia social, justicia ambiental, justicia para las mujeres, justicia para todas las personas y también justicia igual para el pobre que para el rico; es decir, el pueblo de México también decidió mayoritariamente un verdadero sistema de justicia, que sea igual para todos los mexicanos”.

En una semana plagada de vergüenzas en el manejo de casos por gentes su partido, el señalamiento no puede resultar más contraproducente.

De partida, la zarandeada que desde Washington han dado al sistema -sin distinción de los de antes con los de ahora- en el asunto de Ismael Zambada y Joaquín Guzmán, un affaire que levantó la cortina tras la falacia de “abrazos no balazos” y demostró las ligas antiguas y actuales entre políticos y grandes delincuentes.

Lejos de demandar al menos la separación temporal del gobernador Rubén Rocha para una investigación sobre sus nexos con el Cártel de Sinaloa  y sobre la muerte de su adversario Héctor Melesio Cuen -incluido el videoshow de la gasolinera-, Sheinbaum salió en su defensa y hasta lo visitó junto al Presidente para hacer indudable su encubrimiento.

En igual tono, eludió marcar distancia o plantear rectificación en el combate a la delincuencia. Expresó: “Lo haremos con estrategia. No regresará la guerra contra el narco. Seguiremos construyendo la paz con justicia”.

Lo mismo hizo en el caso del exgobernador chihuahuense Javier Corral, que enfrenta en tribunales de ese estado más de una decena de acusaciones, desde tortura a robo de recursos públicos, una de las cuales dio paso a la primera y desacatada orden de presentación, lo que derivó en un intento de detención.

En forma similar a como fue la partidista actuación de la fiscal Ernestina Godoy bajo su mando, la futura mandataria avaló la ilegal actuación del encargado “patito” de la Fiscalía de la Ciudad de México. Luego hizo distribuir una fotografía de apapacho con el acusado, al que -siguiendo el ejemplo de López Obrador- otorgó absolución divina.

Son hecho que más allá de palabras confusas o volátiles van demostrando como, salvo un poco probable cambio de actitud en el ejercicio del poder, no será precisamente luminoso el futuro que, lejos de palabras y actos borrosos, se avizora más de lo peor:

“Nadie debe temer nada; al contrario, el futuro es promisorio”, dijo y proclamó un país “…donde los mexicanos y mexicanas puedan vivir con bienestar y con derechos. Un México de bienestar y de derechos”. Y citó a Juárez: “La democracia es el destino de la humanidad; la libertad, su brazo indestructible”.

Sus silencios, sus pronunciamientos, sus primeros gestos, empero, la alinean hoy con la antidemocracia, la de dominar los poderes legislativo y judicial, eliminar contrapesos y usar el poder en forma facciosa, limitando la libertad. Y colocan en un entorno de niebla la esperanza de que sus raíces y su formación científica dieran base a un gobierno con imperio de la razón.






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