El Cuarto Escenario
Sin importar el desenlace, estamos viviendo un punto de quiebre en la historia de México y, sin duda, el mundo, los eventos se desatan mientras yo escribo, cuando usted lo lea, no habrá vuelta atrás.
La tarde-noche del martes 10 de septiembre de 2024 fue una de eventos definitorios. Al momento de escribir estas líneas, no conozco el resultado. Estoy escribiendo antes del desenlace de la reforma judicial en el Senado, antes del debate Kamala vs. Trump.
Escribir sobre un futuro desconocido cuando el que lo leerá ya lo conoce es un ejercicio fascinante. No hay momento en que se tenga más información y, a la vez más incertidumbre. En el momento que se conoce el resultado se desestiman variables y se asume que no había otra opción posible.
Sin importar el desenlace, estamos viviendo un punto de quiebre en la historia de México y, sin duda, el mundo, los eventos se desatan mientras yo escribo, cuando usted lo lea, no habrá vuelta atrás.
Coincidentemente el primer y último debate entre Kamala Harris y Donald Trump, el evento que cambiará el destino de EE. UU. se da mientras México se pierde o afianza como República. El resultado de ambos tendrá profundo impacto en el México en el que despertamos hoy.
Existen cuatro escenarios cada uno con mayor o menor intensidad. Alguno es más probable que otro, pero, dado que el resultado ya se conoce, solo uno resultó factible. Lo fascinante es que, al estar escribiendo antes de conocer el resultado, permite evaluar el resultado que es, así como del que pudo ser, sin la carga emocional de desechar tres de los escenarios y dar por hecho solo uno.
En lo que a la reforma judicial concierne, si la oposición logró frenarla, la democracia y economía nacional toman un respiro. Claudia se sacude un poco del yugo de su antecesor, lo que le permite llegar al poder con mayor margen de acción e independencia. López Obrador no se da por derrotado, seguiría tratando de mantener el poder y ejercer su voluntad, pero equilibraría fuerzas y resignificaría los contrapesos.
El debate, por su parte, no cambia mucho el panorama para Trump. A él ya lo conocen y no es un perro que aprenda nuevos trucos. Pero es el evento definitorio para Kamala como lo fue para Biden. Si su desempeño fuera excepcional, su techo se amplía en algo así como 13% de indecisos. La energía liberada movilizaría a los votantes creciéndola todavía más. Trump, siendo Trump, no pierde ni gana, está ya en su techo. Por lo que la pelota está en la cancha de la Demócrata; si, su desempeño fuera menos que excepcional, en el sistema de colegio electoral, fácilmente se repetiría el que quien gane el voto popular pierda la presidencia. el triunfo de Trump sería muy difícil de evitar.
Y si su desempeño fuera menos que mediocre, abiertamente malo, los Republicanos tendrían una presidencia de Trump con, seguramente, una cámara de Representantes y una de Senadores, alineadas.
El primer escenario es uno que produciría altísima incertidumbre, en el cual es difícil predecir si fuera positivo o negativo. Aquel donde Kamala no convence en el debate y la reforma judicial es detenida; se puede prever el triunfo de Trump mientras que Claudia es fortalecida ante AMLO. El ejercicio del poder generaría tensiones entre la presidenta y el dirigente, que se extenderían al partido. Los instintos de Trump lo llevarían a aprovechar la coyuntura y endurecer la pierna ante México, su gobierno y los mexicanos.
En el escenario contrario: si las diligencias del 10 de septiembre dieran como resultado una reforma aprobada y un López Obrador empoderado, combinado con Kamala triunfante, el sentido legalista de la primera presidenta de EE. UU. frente a una presidente títere, del Mesías Tropical llevaría a la intensificación del conflicto entre ambas nacionales. Otro escenario de alta incertidumbre.
El escenario más catastrófico para México, el deseado por el Donald y AMLO, se da con la aprobación, como regalo de despedida, de la reforma judicial, y un triste desempeño de Kamala.
Mientras que si fuera frenada la reforma y Kamala tuviera éxito, la expectativa de las dos mujeres tomando el poder, acordando con afinidad el trabajo conjunto en torno a políticas de izquierda moderadas, tranquilizaría los ánimos del mercado y los demócratas.
Ahora sí, seguro ya conoce el desenlace. Yo por mi parte sigo fascinado considerando todos por igual. Analizando las tendencias, cómo crecen y qué representan, cuándo se topan multiplicando o amortiguando su impacto. Yo sigo esperanzado.