El Campo De Batalla
Para los mexicanos, la amenaza de la era Trump ha sido notoria. En su primer periodo la economía mexicana se ralentizó al tomar la candidatura del Partido Republicano y, aún más, al llegar a la presidencia. Historia que palidece ante lo que han sido los últimos 30 días: el primer mes de su segundo periodo.
En junio de 1914, en medio de la creciente competencia entre las potencias imperialistas del siglo XIX y un ambiente de creciente nacionalismo, una bala fue suficiente para desatar el infierno por cuatro años.
El desarrollo tecnológico, la mecanización y las nuevas formas de hacer guerra que trajeron mostraron una capacidad de destrucción sin precedentes.
Mientras Europa intentaba resolver sus conflictos, primero por medio de la guerra, después por medio de políticas de apaciguamiento, el resto del mundo se transformó política y socialmente.
En 1939 el caldo estaba listo para otro gran conflicto, que surgió a partir de expresiones más radicales y autoritarias que, mezclándose con narrativas populistas y nacionalistas que aprovechaban el dolor de las políticas de apaciguamiento y la gran depresión, sembraron la semilla del fascismo y nazismo. Con desarrollo tecnológico más acelerado los horrores de la guerra fueron aún mayores: el holocausto y la capacidad destructiva de la energía atómica pasmaron al mundo.
El equilibrio se logró tras conocer que el ser humano puede autodestruirse. Los cambios geopolíticos acelerados y los conflictos bélicos continuaron. Las grandes potencias ejercieron la autocontención. Europa encontró un mecanismo de diálogo y colaboración, mientras que la potencia hegemónica atrajo a sus contendientes cercanos a su círculo de influencia.
Los que nacimos en las décadas de los 60´s, 70´s y 80´s crecimos en un mundo sencillo y confiable, hasta que nos alcanzó la realidad.
El viernes 14 de febrero, el día de San Valentín, del amor y la amistad, los Estados Unidos prácticamente destruyeron la alianza que dio estabilidad a la segunda mitad del siglo 20 y, con ello, abren las puertas a un nuevo campo de batalla que, aunque no lo conocemos, está minado y, por donde pisemos, algo puede explotar.
Muchos cargamos traumas históricos. Los hijos y nietos de emigrantes europeos y sobrevivientes judíos de la segunda guerra mundial cargan el trauma histórico heredado a través de generaciones. El recuerdo transgeneracional del sufrimiento nos evita el tomar como “sencillo” el camino que el mundo está emprendiendo.
El liderazgo político estadounidense y la base que lo sustenta no carga con ese trauma histórico. El blanco, anglosajón, protestante que es, todavía, la mayor minoría en el vecino del norte tiene un recuerdo histórico muy diferente. Para él, la primera mitad del siglo XX fue de prosperidad y desarrollo: consolidación del liderazgo económico y militar.
Los golpes, los tiempos difíciles, fueron del siglo XXI. El ataque a las torres gemelas violó la confianza en su seguridad, la crisis financiera destrozo su estabilidad y la pandemia capturó su libertad. Todo esto mientras, veladamente, su mayor socio comercial les quitaba la perspectiva de largo plazo a cambio de baratijas y satisfacciones frugales.
En este contexto, el regreso del Trumpismo al poder es solamente natural. Un imperio que adolece es fácilmente tentado por un populista, nacionalista y autoritario, “un personaje difícil de imaginar fuera de la era del video digital” (R. Kaplan, The Edge of Anarchy, en The New Statesman, 8 de enero de 2025).
Roger Kaplan, analista, periodista y ex consultor de la Fuerzas Especiales del Ejército estadounidense, no podría describirlo mejor – “Trump no podría funcionar en otra era…Es post literario, no lee libros…ni artículos, vive en un mundo de redes sociales… así, no sabe nada de la Gran Guerra, la Segunda Guerra Mundial o la OTAN”. (Tomado de entrevista en The Lede; https://m.youtube.com/watch?v=M6laygidsxU).
Para los mexicanos, la amenaza de la era Trump ha sido notoria. En su primer periodo la economía mexicana se ralentizó al tomar la candidatura del Partido Republicano y, aún más, al llegar a la presidencia. Historia que palidece ante lo que han sido los últimos 30 días: el primer mes de su segundo periodo.
Pero, la historia palidece, aún más, ante el campo minado al cual está empujando al mundo.
La destrucción de la OTAN genera incentivos perversos para otros liderazgos autoritarios, populistas y nacionalistas: permite que un campo de batalla, más o menos contenido en la frontera rusa, se extienda a la frontera de las potencias de Europa Occidental. Mientras manda la señal a los amigos y aliados de que tendrán que rascarse con sus propias uñas, a los enemigos les dice que está bien el dividirse las tierras que no les pertenecen.
En el mundo de hoy, no sabemos, en realidad, el daño que la tecnología pueda causar a la humanidad. Peor aún, no sabemos quién está escuchando lo que Trump anuncia. Dios quiera que no nos quedemos pasmados, otra vez, como al final de la Segunda Guerra Mundial.