Opinión
Sábado 05 de Octubre del 2024 08:12 hrs

“E” menos 51


Cincuenta y una semanas y contando, con veinticuatro candidatos de oposición, partidos y organismos de la sociedad civil no se ponen de acuerdo en cuál será el proceso de selección

Cincuenta y una semanas…y contando. 

Ya son siete del oficialismo: Claudia, Marcelo, Augusto, Monreal, el Güero Velasco, Noroña, y Yeidckol.

¿Confundido? ¿Le parecen demasiados? ¿No los conoce? ¿No sabe lo que proponen? ¿Ni uno es bueno?

Pocos comparando con la oposición, que nos perfila a Beatriz Paredes, Claudia Ruiz Massieu, Damián Zepeda, Demetrio Sodi, Emilio Álvarez Icaza, Alfaro, de la Madrid, Cabeza de Vaca, Gabriel Quadri, Gustavo de Hoyos, Ildefonso Guajardo, Gurría, José Ramón Cossío, Juan Carlos Romero Hicks, Juan Zepeda, Lilly Téllez, Colosio, Mauricio Kuri, Mauricio Vila, Miguel Ángel Mancera, Samuel García, Santiago Creel, Silvano Aureoles y Xóchitl Gálvez. 

De entre estos, treinta y un nombres, saldrá el próximo presidente de la República. Por más que parezca increíble, que cause nauseas, que sea insultante y una afrenta para los ciudadanos, parece que el próximo presidente está entre los tres primeros. Parece que es Claudia.

¿Por qué, entonces, tantos trepados en el templete, gritando para ser notados? 

Simplemente porque viven de la ubre del gobierno. Puede que tengan negocios propios.  Algunos, empresas consolidadas, segunda o tercera generación, rentables y productivas. Los menos, no se pueden contar con los dedos de una mano, empresas que no le venden al gobierno o al sector público, que no dependen de arreglarse con el gobierno en turno. 

Eso no importa; “no solo de dinero vive un político” es tan cierto como que “no solo de pan vive el hombre”. Una persona requiere más que alimento para vivir; requiere fe y sentido de vida, si no muere. Así, los políticos requieren, aparte de dinero, poder y reflectores, un cargo o un curul, un efímero coto de poder que les llene el alma.

Para que voltear la cara a la realidad de que no se tiene oportunidad: en un mundo que la posverdad es el nuevo dogma, las redes sociales son iglesia y congregación, todo es posible, se vale soñar y, en una de esas… (es chicle y pega).

En el oficialismo, todopoderoso López Obrador, es quien los organiza. En la oposición corren sin dirección; en la confusión de tantos aspirantes, sus declaraciones, opiniones, propaganda y proselitismo crece la zozobra; el ciudadano se aleja de la participación en la vida pública, dejando a este país a su suerte.  

No importa lo que uno piense de sí mismo: para ser presidente, en política como en la vida, uno planea y la vida le enseña un camino diferente. Lo que importa, en todo caso, es tener la humildad de bajarse a tiempo, darse cuenta de que lo mejor que se puede hacer, es aportar un grano de arena o un cordillera de montaña, en la construcción de una mejor nación. 

A estas alturas quedan pocas opciones; si es Claudia, lo ideal es una mujer, situar la competencia en un mismo plano, evitar que un opositor, hombre, se autolimite para no ser acusado de violencia de género, o termine imputado, restringido por la autoridad. Xóchitl Gálvez, en ese caso, es inmejorable: tiene carácter, historia y humildad para rebasar por la izquierda, sumando a la IP y a la derecha. 

Con Marcelo está más complejo. Su posición, más de centro, atrae a votantes anti obradoristas. Una mujer, tristemente, por idiosincrasia machista, no alcanzaría a competirle. De los hombres, ninguno: Creel es chocante, de Hoyos muy cargado a la derecha, de la Madrid no emociona, Alfaro trae muchos problemas en el costal, Colosio es solo un nombre, mientras que a Kuri y Vila, no les interesa… el único con algo de posibilidad es Idelfonso Guajardo: con experiencia, carisma, serenidad y picardía para dar una buena batalla.  Sabe manejar reflectores (negociación del T-MEC) y podría despintarse de priista para presentarse como ciudadano. Pero está muy lejos en reconocimiento contra Ebrard. 

Cincuenta y una semanas y contando, con veinticuatro candidatos de oposición, partidos y organismos de la sociedad civil no se ponen de acuerdo en cuál será el proceso de selección; es el momento de llamar a la cordura, dejar de lado el instinto político y conceder para construir, sumar para ganar en torno a quién más oportunidad tiene: abrir el abanico para ocupar todos los puestos de elección popular en el 24. Con un solo objetivo, reconstruir este país. 






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