Cuidar a los cuidadores, desafío que apremia en una sociedad que envejece

Para los cuidadores no remunerados, este trabajo representa un obstáculo significativo para sus propios proyectos profesionales, de acuerdo con el BID. (Ilustración Generada por IA).

Un reciente informe del Banco Interamericano de Desarrollo revela la intensa carga emocional y laboral de los cuidadores de personas mayores, tanto remunerados como no remunerados. Se vuelve imprescindible que los gobiernos implementen políticas para mejorar sus condiciones laborales y asegurar formación adecuada

En un contexto donde las poblaciones envejecen rápidamente, los cuidadores de personas mayores se han convertido en la columna vertebral de los sistemas de atención a largo plazo en América Latina y el Caribe. Sin embargo, un informe revelador del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) muestra que estos trabajadores esenciales enfrentan altos niveles de estrés, condiciones laborales inadecuadas y formación insuficiente. Esta situación exige una atención urgente por parte de los gobiernos para garantizar tanto el bienestar de los cuidadores como la calidad de los cuidados que ofrecen.

La Vulnerabilidad de los Cuidadores

Los datos del BID destacan la vulnerabilidad a la que se enfrentan los cuidadores. Entre los más alarmantes se encuentra el hecho de que el 31% de los cuidadores no remunerados experimentan síntomas de depresión, en contraste con el 19% de los cuidadores remunerados. Esto no solo afecta su bienestar personal, sino que repercute directamente en la calidad del cuidado que pueden ofrecer.

Para los cuidadores no remunerados, este trabajo representa un obstáculo significativo para sus propios proyectos profesionales. El 48% de ellos afirma haber dejado sus empleos por las obligaciones de cuidado, una estadística que impacta desproporcionadamente a las mujeres, quienes constituyen la mayoría de los cuidadores.

Formación y Remuneración: Ejes Cruciales

Una de las carencias más destacadas por el estudio es la falta de formación adecuada. Uno de cada cuatro cuidadores remunerados carece de formación, y esta cifra aumenta alarmantemente entre los cuidadores no remunerados. La capacitación adecuada no solo está vinculada con una reducción del estrés y los síntomas de depresión, sino también con mejores salarios.

Sin embargo, incluso aquellos empleos remunerados no garantizan condiciones justas. A pesar de la carga exigente de trabajo, el 70% de los cuidadores remunerados ganan el salario mínimo o menos, con una prevalencia de la informalidad laboral que se extiende tanto en el ámbito domiciliario como institucional.

Acciones Gubernamentales y Políticas Públicas

Para abordar estos desafiantes escenarios, el BID insta a los gobiernos a implementar políticas integrales que incluyan la capacitación y acreditación de los cuidadores, la profesionalización del sector y la inserción de más hombres en el trabajo de cuidados. La igualdad de género no solo aliviaría la presión sobre las mujeres, sino que ayudaría a enfrentar la creciente demanda de cuidadores.

Además, se deben fomentar políticas que combatan el abuso verbal y físico que enfrentan los cuidadores, promoviendo entornos laborales seguros y saludables. Estas medidas no solo mejorarían la calidad de vida de los cuidadores, sino que revertirían en una atención de mayor calidad para las personas mayores.

Conclusión: Un Llamado a la Acción

El informe del Banco Interamericano de Desarrollo es un contundente llamado a la acción. Los cuidadores, como pilares fundamentales en el apoyo a las personas mayores, necesitan un reconocimiento y apoyo que refleje verdaderamente la importancia de sus roles. Al priorizar las condiciones laborales, la formación y la equidad de género, los gobiernos de América Latina y el Caribe pueden no solo mejorar el presente de millones de cuidadores, sino también asegurar un futuro digno para las personas mayores en la región.