Opinión
Viernes 25 de Abril del 2025 16:51 hrs

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Casos mediáticos: Colmenares en Colombia y Debanhi en México


El problema de los casos que se llevan tanto en los tribunales como en los medios de comunicación, es que independientemente del resultado oficial que den las autoridades, siempre quedará la duda de si el fallo del juez corresponde o no a la verdad de los hechos

Historia de un crimen: Colmenares es una miniserie colombiana de ocho capítulos de 2019 distribuida por Netflix que da cuenta del caso de Luis Andrés Colmenares, joven de 19 años, que apareció muerto en el caño El Virrey después de asistir a una discoteca de la Zona Rosa de Bogotá para festejar Halloween. Los hechos se dieron la noche del día 31 de octubre al 1 de noviembre de 2010, y nueve meses, después, por insistencia de los padres del joven, se reabrió el caso bajo sospecha de asesinato. El caño a que hacen referencia en “español colombiano”, es un canal abierto de desagüe que está junto al parque lineal ecológico El Virrey, que cuenta con una área ligeramente superior a los cien mil metros cuadrados. Al reabrirse el caso, los juicios, los acusados y la familia Colmenares recibieron una cobertura mediática inusitada.

La primera versión de los hechos fue que Colmenares salió de la discoteca con Laura su “novia” y fueron a un puesto de hot dogs. De allí, después de una discusión, salió corriendo -aparentemente muy enojado- rumbo al caño donde fue encontrado 16 horas después. El misterio está en que un par de bomberos bajaron al caño muy poco tiempo después de que se reportó la desaparición de Colmenares y no encontraron nada, al igual que afirma Laura haber hecho una búsqueda sin éxito. El cuerpo fue encontrado en una segunda búsqueda que hicieron los bomberos a insistencia de Oneida Colmenares, madre de Luis Andrés. Cuando se reabrió el caso recayeron sospechas sobre Laura y Jessy, una antigua novia de Colmenares presente esa noche, y sobre Luis Cárdenas, exnovio de Laura, quien supuestamente podría tener motivos para matar a Colmenares, su contrincante en amores.

El primer paralelismo que encuentro entre el caso Colmenares y el de Debanhi Escobar que fue encontrada sin vida el pasado 21 de abril en una cisterna de un motel ubicado en el municipio de Escobedo, en la zona metropolitana de Monterrey, Nuevo León, es la cobertura mediática. En primera instancia, todo indica que Debanhi perdió la vida accidentalmente -igual que Colmenares-, pero cuando después de que fue reportada desaparecida el 9 de abril se hicieron brigadas de búsqueda que no tuvieron éxito; y sin embargo, 12 días después apareció el cuerpo de la joven en un sitio por el que ya se habían realizado dos inspecciones sin encontrar el cuerpo de la joven, situación similar a Colmenares que apareció después de varias búsquedas.

En el caso de Colmenares, fueron los padres del joven los que insistiron en reabrir el caso por presunción de asesinato; mientras que en el caso de Debanhi, fueron los padres, principalmente el papá, quien inició la búsqueda por cuenta propia y adquirió notoriedad mediática por su protagonismo tanto en la búsqueda como en la investigación, incluso con afirmaciones sobre que su hija no murió de manera accidental, sino que fue asesinada y el cadaver sembrado en la cisterna. Mandó realizar por cuenta propia una segunda necropsia (en el caso Colmenares exhumaron el cuerpo y se hizo una segunda necropsia) que ni él ni la Fiscalía han dado a conocer publicamente, pero que “supuestamente” se filtró al diario El País, medio español que dio a conocer parcialmente los resultados que apuntan a que hubo agresión sexual y un posible asesinato. López Obrador que aprovecha cualquier oportunidad para irse contra los medios de comunicación, dijo en su mañanera en relación a la filtración a El País: “En algunos medios de información hay códigos de ética, en otros no, y se permite mentir, calumniar, traficar con el dolor ajeno, el sensacionalismo, el amarillismo, la subordinación al poder, al dinero, pues eso ya lo sabemos”. Creo que por única ocasión coincido con el presidente. Al momento de escribir esta reseña, no se ha hecho pública la segunda necropsia, y oficialmente, en la carpeta de investigación, solo hay una necropsia.

El protagonismo de la familia de Colmenares y en México el de los padres de Debanhi rápidamente fue tomado y magnificado por los medios. El caso de Debanhi se convirtió en una nota que se hizo viral no solo a nivel nacional sino también mundial, y que obligó a las autoridades de Nuevo León a investigar el caso bajo otra perspectiva que involucró al Fiscal General, al gobernador Samuel García y llegó hasta el presidente de la República quien recibió al padre en una gira por Monterrey, y está brindando apoyo federal para colaborar en las investigaciones.

El caso de Debanhi sigue abierto y el curso que tomará es incierto porque al mediatizarlo y politizarlo, las investigaciones toman rumbos insospechados porque las autoridades están presionados por la familia y por los diversos grupos que protestan, además de exigir justicia en el caso de Debanhi, lo hacen para presionar a las autoridades por el gran número de jóvenes desaparecidas y los feminicidios ocurridos en los últimos meses en Nuevo León, y que han sucedido en el corto periodo que tiene Samuel García como gobernador.

El caso Colmenares fue llevado a juicio con acusaciones para Laura Moreno, Jessy Vázqez y Luis Cárdenas, y todos fueron absueltos después de los juicios respectivos y hasta en una apelación en 2021, es decir, 11 años después de haber encontrado el cadáver del joven Colmenares en el caño de El Virrey, pero los padres insisten aún en que su hijo fue asesinado. Lo que sí es un hecho, es que tres testigos falsos presentados por la Fiscalía fueron juzgados por falso testimonio, y unos ya cumplen condena en la cárcel. Los padres de Colmenares insisten en el asesinato de su hijo y es comprensible que como padres no acepten el fallo del juez porque no corresponde a sus expectativas; pero en su afán por encontrar un hecho que los satisfaga, han generado víctimas colaterales como Laura, Jessy y Luis que han visto sus vidas destruidas, solo porque a los padres de Colmenares nunca les ha parecido la versión más plausible de los hechos: su hijo, alcoholizado y eufórico corrió, cayó al caño y murió. Así de simple, versión que seguramente los padres de Colmenares nunca van a aceptar.

El problema de los casos que se llevan tanto en los tribunales como en los medios de comunicación (y más aún hoy con múltiples redes sociales), es que independientemente del resultado oficial que den las autoridades, siempre quedará la duda de si el fallo del juez corresponde o no a la verdad de los hechos. La verdad oficial será una y la de los padres de Debanhi será otra. Los daños colaterales del caso los conoceremos con el paso del tiempo.

Retomando la serie colombiana Historia de un crimen: Colmenares, lo primero que considero está equivocado es el título, pues oficial y legalmente no hubo crimen, Colmenares falleció de manera accidental al caer en el caño El Virrey al salir corriendo eufórico, enojado y con un grado 3 de alcohol en la sangre; simplemente cayó al caño, o aún más, mi propia línea de investigación es que tal vez se suicidó por despecho al estar sobreexcitado bajo la influencia del alcohol.

Las series colombianas, a pesar de estar bien realizadas, siempre están en el límite entre el melodrama de telenovela y una serie más cinematográfica; además el guión está escrito de forma tal que juega acertadamente con la imaginación del espectador para confundirlo y que dudemos como espectadores sobre lo qué realmente pasó. Hay capítulos en que surge alguna teoría sobre la muerte de Colmenares y la serie nos presenta escenas de esa teoría en flashback como sí eso realmente hubiera pasado. Este engaño nos lleva como espectadores a tomar partido por uno u otro bando, es decir por la parte acusadora (el Fiscal) y la familia Colmenares, o del  lado de Carlos, Laura y Jessy, los acusados de asesinato o complicidad y encubrimiento.

En realidad la serie causó gran controversia en Colombia, cuando el juicio por apelación del caso Colmenares aún no concluía, y hoy aunque el juez dio su veredicto años después de los trágicos hechos, no se sabrá nunca si Colmenares murió accidentalmente o fue asesinado. Con lo que muestra la serie y lo que investigué sobre el caso, todo indica que fue un accidente, pero la familia Colmenares, en todo su derecho, insiste en el crimen. Muy comprensible la actitud del padre, la madre y el hermano que perdieron para siempre a Luis Andrés Colmenares, a quien quieren exculpar y culpar a alguien más.

Mientras tanto, aquí en nuestra realidad cercana, el caso de la joven Debanhi Escobar sigue abierto, y el dilema es el mismo: accidente o feminicidio. Tal vez nunca lo sabremos y seguramente algunos medios de comunicación seguirán con la misma tenacidad el caso y otros, a medida que surjan noticias más virales, se olvidarán del asunto. Estoy seguro que los padres nunca lo olvidaran y estarán clamando justicia por la muerte de su hija buscando culpables, cuando es probable que haya sido un simple accidente lo que costó la vida a Debanhi; sin embargo, al igual que el caso de Colmenares, los padres, en su afán de encontrar explicaciones plausibles y culpables, están afectando la vida de terceras personas, entre ellas, las que estuvieron con la joven antes de su desaparición.

Por lo pronto, la serie Historia de un crimen: Colmenares está disponible en Netflix con un caso mediático y controversial en Colombia, con paralelismos -según mi percepción- con el caso de Debanhi en Nuevo León. Por momentos parece como si el señor Escobar hubiera visto la serie que fue estrenada en mayo de 2019. Un día antes de esta publicación, el 19 de mayo, habrá conferencia de prensa sobre el caso Debanhi con supuesta nueva evidencia. Ya veremos que se da a conocer.






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