Opinión
Sábado 05 de Octubre del 2024 08:14 hrs

¡Ay! pero que Trabuco o “E” menos 21


En una era de polarización social y políticos sin escrúpulos, es Maquiavelo, no Aristóteles, quien nos ayuda a comprender, mejor, lo que esté sucediendo

Róman Alberto Cepeda es buen alcalde, es un funcionario con experiencia y vocación. Seguro tiene muertos en el clóset. ¿Qué político no los tiene? Pero, lo que pueda tener, no apesta demasiado. Su maldición es cargar con el mismo nombre y apellído que su abuelo – saber si sus logros son propios o solo un patrimonio político heredado. 

Igual, no parece haber otro cuadro que le pueda hacer competencia.  En el PAN, Zermeño y Anaya son cartuchos quemados. Éste último, artíficie de la debacle del PAN en Coahuila, razón del desplome al tercer lugar en el 2018, condenándolo a la irrelevancia de la cuarta posición en el 2023. De no ser por el, no habría razón por la disputa en cuestión. 

Cualquier otro aspirante, dama o caballero, que pueda presentar el PAN, no tiene la trayectoria, experiencia y fortaleza que tiene el actual alcalde. 

Es por esto que el sentido común dicta no ceder la posición a otra persona, PANista o PRIista, conservarla con Román Alberto es en beneficio de toda la oposición. 

Pero la lógica de los políticos no es la lógica aristotélica, aquella fundada en silogismos y sentido común. Ésta postularía que, si la alianza se fortalece con el candidato de mayor fortaleza para cada posición, y el Alcalde de Torreón es el candidato más fuerte para esa posición, entonces, el Alcalde debe ser el candidato y reelegirse a la alcaldía de Torreón. 

Solo hay un problema con este razonamiento: la lógica de los políticos se explica mejor por preceptos de otro filósofo mucho más reciente que Aristóteles, Nicolás Maquiavelo. Éste, aun cuando menos prolífico, mantiene un enfoque práctico que, especialmente en la actualidad, resulta mejor herramienta para entender las situaciones del mundo en el que vivimos.

Mientras Aristóteles generó, con sus tratados sobre lógica, metafísica, filosofía de la ciencia, ética, filosofía política, estética, retórica, física, astronomía y biología, mucho del marco conceptual en el que se construye el desarrollo occidental, Maquiavelo, solo escribió sobre política. El autor del “El Principe” es famoso, primordialmente, por dos conceptos: el fin justifica los medios y la razón de estado.

En una era de polarización social y políticos sin escrúpulos, es Maquiavelo, no Aristóteles, quien nos ayuda a comprender, mejor, lo que esté sucediendo. 

El conflicto sobre la alcaldía de Torreón es entre dos liderazgos que detentan el poder, cada uno con su razón de estado, cuyo fín justifica los medios: Manolo Jimenez y Marko Cortez. 

Inicialmente, llama la atención que Alito Moreno, se mantenga al margen, que no sea una negociación entre Marko y él. Pero el partido sigue desmoronándose entre sus manos y, tomar partido en esta disputa, puede significar su fin. No lo va a hacer, a menos que sea indispensable, y, si lo hace, no será público. 

Marko Cortéz por su parte, cree en el PAN como la real oposición al oficialismo, después de los éxodos hacia Morena, lo que resta del PRI es un apéndice del PAN; el pedir un pedazo de Coahuila es un pequeño costo a cambio de todo lo se les concede en otras entidades. 

La razón del Gobernador es mantener al segundo municipio del estado en línea con su gobierno. Para Manolo y su grupo, Coahuila es su insula PRIista, no es de ninguna alianza. Más allá de ofrecimientos y acuerdos, solo se justificaría ceder a otro PRIista: algún leal colaborador que, pacientemente, espere que le haga justicia la Revolución. 

Aun cuando el enfrentamiento parece un trabuco difícil de resolver, se va a llegar a un acuerdo y terminará como otra anécdota de las muchas que veremos: el fín justifica los medios y, ambos partidos, se necesitan mutuamente para sobrevivir.

El verdadero trabuco, difícil de entender, es que, aun con el drama y la traición, los ciudadanos también los necesitamos. Ante los retos que enfrentamos en el 2024, con la ingenuidad, disfrazada de idealismo, del PAN, la desconfianza, ganada a pulso, que significa el PRI, y la irrelevancia del PRD, siempre será mejor la confrontación de ideas, actitudes y ética, abierta y democráticamente, que la forzada unión de agua y aceite por el autoritarismo, como se plantea, igual con su razón y justificación, desde el oficialismo. 






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